vitoria. Tres de cada cuatro de los asalariados privados vascos no tendrán convenio a 31 de diciembre de este año si antes no hay un acuerdo entre patronal y sindicatos para reanudar la hoy bloqueada negociación colectiva, según los cálculos del presidente del Consejo vasco de Relaciones Laborales (CRL), Tomás Arrieta.

Arrieta aboga por un acuerdo de mínimos que permita a la patronal y a los sindicatos seguir negociando más allá del 7 de julio, día en el que aplicará la reforma laboral y decaerán los convenios no renovados. A partir del próximo lunes, los trabajadores sin convenio pasarán a estar regulados por una regulación estatal, si lo hay, o por el Estatuto de los Trabajadores, con lo que la jornada podría ser de cuarenta horas y el salario el mínimo, 645 euros al mes.

La patronal y los sindicatos vascos mantienen contactos para intentar llegar antes de esa fecha a un acuerdo que evite esta situación, pero como reconoce Arrieta "está complicado". El presidente del CRL, un organismo de consulta y foro de encuentro, pide en una entrevista a la agencia Efe que esta semana se intensifiquen los esfuerzos para "quitar presión a la amenaza inmediata del 7 de julio". En este sentido, aboga por "disponer de más tiempo y calma para negociar los convenios".

Si no hay acuerdo para esta prórroga, decaerán los convenios pendientes de renovación. En la CAV, según las cifras facilitadas por Arrieta, la caída afectará a un 60% de los asalariados del sector privado, más de 300.000 trabajadores. A esto se añade que hay convenios que se salvarán el 7 de julio, pero que caerán el 31 de diciembre si no se han renovado antes. Esto supone otro 18%, otros cien mil trabajadores. Ambas cifras implican que si no hay acuerdo, a 31 de diciembre de este año, el 78% de los asalariados privados vascos no tendrá convenio. "Un escenario inquietante y muy preocupante", admite Arrieta.

A su juicio, las primeras consecuencias serán un panorama de conflictividad laboral y un incremento de los recursos judiciales por parte de patronal y sindicatos por las discrepancias sobre qué derechos se mantienen. A corto plazo, el efecto de la desaparición del convenio sectorial va ser mayor en las pymes, que en muchos casos no tienen ni delegados sindicales que puedan negociar.

A a medio plazo, el presidente del CRL vaticina que se corre el riesgo de otra segmentación del mercado laboral. "Ya está dividido entre fijos y temporales y puede haber una nueva brecha entre trabajadores con convenio y sin convenio, y eso es malo, porque necesitamos un mercado de trabajo cualificado, no precarizado", subraya. Las propias empresas pueden tener condiciones distintas aun siendo del mismo sector.

En su opinión, el deterioro de las relaciones también tendrá "efectos secundarios" económicos: menos salarios, lo que supone una disminución de renta, y por tanto, menos consumo y recaudación fiscal. Ante esta situación, el presidente del CRL ha abogado por que se mantenga el marco general, el convenio, "haciéndolo compatible con las necesidades de empresas que atraviesan dificultades".