BRUSELAS. La política impositiva puesta en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy ha convertido a España en el quinto país de la Unión Europea con el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta (IRPF) más elevado, al mismo nivel de Holanda y muy cerca ya de los envidiados países nórdicos, según figura en una nueva comparativa publicada ayer por Eurostat sobre la evolución de la fiscalidad en Europa. El documento sitúa a España en los puestos de cabeza también en relación al Impuesto de Sociedades y muy cerca de la media en cuanto al IVA, aunque es uno de los países con la recaudación más baja.

Con un nivel del 52% solo superan al Estado, Suecia (56,6%), Dinamarca (55,6%), Bélgica (53,7%) y Portugal (53%), que con la crisis ha seguido las mismas recetas que España incrementando la presión sobre las rentas del trabajo. Es decir, a fecha de marzo de este año el tipo máximo que aplican las autoridades españolas es muy superior a la media europea (38,3) y a los países más grandes del club, empezando por Polonia (32%) y siguiendo por Italia (43%), Francia (45%), Reino Unido (45%) y Alemania (47,5%).

Lo mismo ocurre con el Impuesto de Sociedades -del 23,5% en la UE y del 26,5% en la eurozona-que se sitúa en España en el 30%, lejos del atractivo nivel que aplican los países de Europa del este, Irlanda, Chipre y los países nórdicos frente a los más onerosos para las empresas como Bélgica, Francia, Malta y Portugal.

La realidad en términos de ingresos para las arcas públicas es, sin embargo, muy distinta. El informe recuerda que entre el año 2000 y 2007 la economía español creció a un ritmo anual de entre 2,7 y 5% lo que supuso grandes ingresos para las arcas públicas. Un crecimiento espoleado por una burbuja inmobiliaria que estalló y que ha supuesto una caída en la recaudación brutal. Tanto, que a día de hoy España es uno de los países con menos ingresos fiscales respecto al PIB de toda la UE.

Pocos ingresos Según Bruselas, la recaudación tributaria se situaba en 2011 en el 31,4%, muy lejos del 38,8% de la media europea y todavía más del 39,5% de la media de la Eurozona. Y lo que es peor, mientras en los Veintisiete el dato mejora medio punto, en España retrocede nada menos que siete décimas respecto a 2010 y casi seis puntos respecto al nivel previo a la crisis. Solo Lituania, Bulgaria, Letonia, Irlanda, Rumanía y Eslovaquia registraron menos ingresos respecto al peso de su PIB.

El análisis cifra en un 9,9% la recaudación de impuestos directos cuyo declive achaca el informe a la continuada caída registrada en el impuesto de sociedades. En cuanto a los ingresos por impuestos indirectos, alcanzaron el 10,2% del PIB en 2011, tres puntos por debajo de la media europea y el porcentaje más bajo de todo el club debido, según Bruselas, a un consumo doméstico demasiado contraído y a las importaciones. De hecho, pese a que para 2011 el Gobierno ya había incrementado el IVA del 16 al 18% los ingresos a cuenta de este impuesto se vieron reducidos del 5,6 al 5,4% en 2011, una de las recaudaciones más bajas de toda la Unión Europea.

IVA al alza Está por ver si la subida del IVA hasta el 21%, muy cerca del 21,3% de media en la UE, supone aire fresco para las arcas públicas o sigue sin lograr que España abandone la cola de Europa. De hecho, este es uno de los elementos sobre los que la Comisión Europea ha pedido a España que actúe para que eleve algunos de los tipos reducidos que aplica.

Además, pese a la subida generalizada de los últimos tiempos, España es también el socio europeo con los impuestos medioambientales más bajos, con un 1,6% del PIB frente al 2,4% de media en la UE aunque constata que en 2013 se han creado nuevos impuestos (una tasa nuclear, tasa al almacenaje de residuos radioactivos, tasa sobre la venta de energía eléctrica) cuyo impacto está todavía por medir. Detrás de la limitada recaudación española descansa, según Bruselas, una extensa lista de deducciones que terminan limitando la recaudación.