Jesús Alberdi, en un momento, de la entrevista. Foto: ruben plaza
"Gracias a Elkargi hay empresas que han podido continuar y otras constituirse y desarrollarse"
Donostia. ¿Cómo ha cerrado Elkargi el ejercicio de 2012?
La actividad del ejercicio ha sido razonablemente positiva dadas las circunstancias en las que se desarrolló el ejercicio y después de cinco años de crisis. La actividad avalista ha estado marcada por la falta de la demanda de inversión, incremento de la morosidad y la refinanciación de las cuentas de crédito que se firmaron en 2009 y que vencían a 2012. El incremento de morosidad ha sido consecuente con la situación y es preocupante en lo que significa sobre la situación de las empresas. Hay dos elementos sustanciales que en toda actividad financiera hay que preservar que son la liquidez y la solvencia. Elkargi es una sociedad financiera sujeta a la disciplina e intervención de las entidades de crédito y al control del Banco de España. Nuestra liquidez y nuestra solvencia refleja un equilibrio patrimonial que le va a permitir abordar los retos que en este momento se están planteando con vistas al futuro.
¿Por qué las sociedades de garantía recíproca ha funcionado tan bien en Euskadi?
Creo que se ha debido a una colaboración público-privada ejemplar desde la independencia de cada parte, pero unidos con el objetivo que, en nuestro caso, no es más que posibilitar el acceso adecuado de la financiación y la mejora de las condiciones financieras de las pymes y por parte de las administraciones impulsar la política de competitividad de las empresas. Ha sido un ejemplo de colaboración público-privada que ha demostrado que es eficaz. Todo eso unido a la consideración clara de los consejos de administración de que es una entidad financiera y de riesgo, en donde es importante salvaguardar la solvencia de la sociedad, lo que lleva a impulsar y fortalecer la profesionalidad como elemento clave para mantener esos principios.
¿Se puede decir que gracias a Elkargi muchas pymes en este país han podido continuar?
Gracias a Elkargi a lo largo de estos 33 años, no solo han podido continuar, sino que hay muchas empresas que se han desarrollado con sus avales en el momento de su constitución y en su desarrollo e inversión. En 1980, cuando se constituye Elkargi, había 350 empresas y se dieron 36 millones de pesetas. Cuando me incorporé en 1988, había 4.000 empresas y hoy su número asciende a 11.395. Los avales acumulados desde su constitución pasan de los 122 millones de euros a los 4.700 millones de euros. Los avales que se dieron en ese ejercicio fueron 23 y los de 2012, en una situación mala, han ascendido a 263.
¿Qué balance hace de estos 25 años al frente de Elkargi?
No puedo hacer otro balance que no sea positivo, satisfactorio y fructífero desde todos los puntos de vista. Primero, porque la sociedad ha tenido un desarrollo importante. Voy a dejar la sociedad con una situación patrimonial sólida. Estoy orgulloso y contento del proceso de transición que hemos llevado a cabo en los órganos de gobierno y, concretamente, en la dirección general de la sociedad con la incorporación de Pedro Oyarzabal, al que lo propuse para el cargo y con el que hemos estado trabajando un año. Le auguro los mayores éxitos juntamente con un equipo extraordinario.
¿Su mejor momento?
Momentos de mucho cariño han sido muchos, pero el más importante ha sido el que he tenido hace poco tiempo en el que toda la plantilla de Elkargi me hizo un reconocimiento y una despedida emotivísima. Ha habido también otros buenos momentos de nuevas iniciativas, de proyectos etc. y de sentir el apoyo del consejo de administración.
¿Y el peor?
Indudablemente, el asesinato de Joxe Mari Korta, que era miembro del consejo de administración de Elkargi y que el próximo mes de agosto se cumple el decimotercer aniversario. Además de empresario, Korta era un amigo.
El cambio en la dirección de Elkargi se ha producido de manera ordenada y discreta...
Es verdad que hemos llevado a cabo un proceso de transición ordenado, sereno y profesional porque desde 2008 teníamos un plan, teniendo en cuenta las edades que íbamos cumpliendo, para propiciar ese tema. Eso se ha llevado con una discreción y con un silencio total, tanto en el caso de Vitoriano Susperregui, como en el mío. No tiene nada que ser que sea una entidad financiera, sino de las personas que entienden que las cosas hay que hacerlas de una determinada forma, sin traumas y sin que afecte al proyecto ni al personal de la empresa.
"Me voy de Elkargi
con una situación patrimonial sólida y orgulloso del proceso de transición realizado"
"El peor momento en estos 25 años fue el asesinato de Joxe Mari Korta, que además de empresario, era amigo"