vitoria. Hay dos certezas muy claras que el empresariado alavés, especialmente el vinculado al sector industrial, tiene presente a estas alturas de la crisis. Una, que la "sangrante" falta de financiación continúa lastrando el margen de desarrollo de sus compañías, con proyectos imposibles de lanzar por falta de garantías y circulante, y dos, que la marca España y su derivada política, léase corrupción, desconfianza financiera, cuestionamiento de la autoridad pública o, en el caso de Euskadi, las controvertidas vacaciones fiscales, están frenando su desarrollo de manera "alarmante". Ejemplos y situaciones reales que están llevando a compañías extranjeras a considerarlas en estos momentos una amenaza para sus intereses. No es de extrañar en este sentido que a estas alturas sean ya demasiados los casos en donde se ha declinado invertir en la Comunidad Vasca por una falta de confianza similar a la que también en la actual coyuntura puedan estar despertando países como Chipre o Portugal. En este contexto, el empresariado alavés volvió a solicitar ayer en Vitoria al Gobierno Vasco el impulso de una marca de país, una suerte de lábel industrial si se quiere que ayude a despejar las dudas que Euskadi pueda estar concitando entre los inversores extranjeros. Un efecto lobby, por qué no, que recupere el vigor del sector industrial y relance su importancia estratégica como pilar del crecimiento sostenible y del estado del bienestar, sostuvo ayer la patronal alavesa durante la presentación del Plan de Apoyo Financiero a pymes, empresarios individuales y autónomos del Gobierno Vasco, una jornada que contó con la participación del consejero de Economía y Hacienda, Ricardo Gatzagaetxebarria, y a la que acudieron más de 160 empresarios del Territorio.
De la mano de esta apuesta para restaurar la imagen de solvencia del sector industrial, SEA reiteró la necesidad de que el sistema financiero abra "de una vez por todas" el grifo del crédito, dado que casi el 80% de los empresarios alaveses reconoce hoy que tiene "mucha" o "alguna dificultad" para obtenerlo. Hace justo un año, esta misma cifra era del 57%. También exige este colectivo unas condiciones similares a las de un colega, por ejemplo, de Alemania, que hoy está pagando por un crédito de hasta un millón de euros y a cinco años la mitad (4,15%) que una empresa de Álava (6,61%). Dos medidas, en definitiva, para evitar que la sangría continúe. Según cifró ayer la patronal, entre febrero de 2012 y 2013, Álava vio cerrar a 405 empresas y perdió 450 autónomos, asomándose su cifra de paro a las 30.000 personas.