vitoria. Si los convenios firmados en Euskadi desaparecen, ¿llegaremos a ver a un trabajador del metal cobrando el salario mínimo?
La ley dice que si un trabajador pierde su convenio de sector pasa a regirse por el convenio de ámbito superior. El problema es que a veces no hay convenio estatal, o los que hay no regulan aspectos básicos como salarios y jornada. Entonces según la ley las condiciones pasan a regirse por el Estatuto de los Trabajadores, y eso es así porque los convenios no son fuente de derecho subjetivo. Esa es una situación muy preocupante en términos de cohesión social, en términos de capacidad adquisitiva, es malo para la recaudación fiscal y para la ordenación de la competencia empresarial. Esto va a socavar gravemente nuestro modelo de relaciones laborales.
¿Cuántos trabajadores perderían la referencia del sector provincial el 7 de julio?
Una buena parte de los que se rigen por convenio provincial, que son a su vez la mayoría de los asalariados. Unos 300.000 tienen la amenaza el 7 de julio y de esos unos 200.000 no tendrían un convenio estatal por lo que irían al Estatuto. Además, el 7 de julio es solo el primer acto de todo esto, es decir, los trabajadores que tienen renovado el convenio y salvarán el 7 de julio tendrán el mismo problema el 31 de diciembre. La fotografía a día de hoy es que el 90% de los trabajadores puede perder sus condiciones en julio o en diciembre -el otro 10% tienen convenio de empresa o estatal con aplicación en la CAV, o bien han renovado su convenio en este inicio de 2013-.
Patronales y sindicatos dicen querer defender los convenios sectoriales. ¿Quién debe dar su brazo a torcer?
Más que dar su brazo a torcer hay que encontrar vías de acuerdo razonables para ambas partes. Un acuerdo en el que no haya equilibrio es un acuerdo poco sólido. Los unos y los otros tienen que tomar conciencia de la situación e inyectar dosis de racionalidad en lo que está pasando.
¿Y confía en que esa racionalidad llegue antes del 7 de julio?
Trabajo cada día para tratar de evitar que los convenios provinciales decaigan, pero no solo tenemos ese problema. Si lográramos salvar nuestros convenios sectoriales, algo en lo que yo tengo esperanza, debemos protegerlos frente a la normativa estatal. Eso requiere de un acuerdo interprofesional a nivel de la CAV que impida la invasión de los convenios estatales y mantenga la prevalencia del sector provincial. También debemos buscar mecanismos para que la flexibilidad interna se asiente sobre acuerdos. Esto se hace con procedimientos que permitan a los agentes sociales encontrar vías de solución, y un instrumento para ello es el Preco que gestiona el CRL, un instrumento que está llamado a absorber la mayor parte de los conflictos sobre la inaplicación del convenio -el descuelgue-. Debemos hacer un nuevo Preco más eficiente a la hora de resolver conflictos.
Si el Preco no tiene éxito el conflicto pasará a ser resuelto por un tercero. ¿Qué opina del arbitraje obligatorio?
Ese arbitraje obligatorio lo introduce la reforma, es decir, la ley. Es un modelo que viene preconstruido por quien tiene competencia para hacerlo, que es el Parlamento español. Esa vía decisoria intervendrá más o menos en función de si somos capaces o no de ponernos de acuerdo antes. Un buen funcionamiento del Preco que sea capaz de resolver los conflictos que generen los descuelgues dejaría la fase del arbitraje obligatorio como algo marginal a efectos prácticos. Debemos crear un Preco con capacidad para resolver los conflictos y evitar ese arbitraje obligatorio porque sería una pieza fundamental del puzzle a la hora de desatascar la negociación colectiva.
Mencionaba antes la necesidad de proteger el marco vasco, pero ELA ha declarado que no va a estar en esa negociación. ¿Diría que busca que los convenios de sector decaigan?
No, la pérdida de los convenios provinciales no beneficia a nadie. Es cierto que perdida la referencia del sector se trasladarían las negociaciones a las empresas. Pero hay pymes que no tienen capacidad para negociar convenios propios. Su red son los convenios sectoriales, por lo que evitar que esa red se mantenga no beneficia a nadie.
ELA argumenta que ningún acuerdo interprofesional evitará que las empresas se salten lo pactado.
A mí no me corresponde valorar las decisiones de ELA, pero no comparto que un acuerdo interprofesional no tenga eficacia. Es cierto que la reforma permite la negociación en las empresas a la baja, eso es así y no lo podemos cambiar. Pero eso no impedirá que el convenio provincial funcione como una red, como un mínimo para comenzar las negociaciones desde ese suelo. Además, para muchas pequeñas empresas sería más que una referencia, sería el único instrumento posible de regulación de las condiciones.
¿Ha perdido la esperanza de que ELA vuelva al CRL?
A mí me gustaría que ELA estuviera aquí, eso haría un CRL más potente. Es cierto que está cada vez más difícil, no creo que por mí, pero la esperanza es lo último que se pierde.
¿Confía en que LAB sea la llave que abra el acuerdo interprofesional?
LAB resulta una pieza esencial para la negociación ya que si no está ELA, contar con los otros tres sindicatos es la única posibilidad de alcanzar ese acuerdo con eficacia normativa. LAB ya participó en el último intento de llegar a un acuerdo, y lo que me consta es que está preocupada por la eventual desaparición de los convenios sectoriales porque en términos generales confía en ese modelo.
¿Ve cerca una huelga general?
El primer efecto positivo de un modelo de relaciones laborales realmente eficaz resolviendo conflictos es el descenso de la conflictividad. La conflictividad que veamos esta legislatura dependerá de la capacidad que tengamos para crear un modelo de relaciones laborales sólido.