Nicosia. Gobiernos e instituciones europeos defendieron ayer el rescate de Chipre ante la inminente quiebra a la que se enfrentaba el país y justificaron la dura situación a la que se enfrentará la isla por la necesidad de terminar con un modelo económico considerado "artificial" e "inviable". Tras las condiciones fijadas por Bruselas y Nicosia, la normalidad comenzará a volver al país a partir del jueves, día en el que los dos bancos afectados volverán a abrir aunque con restricciones. Así lo anunció ayer el presidente chipriota, Nicos Anastasiades, quien anunció que se pondrá en marcha una investigación para encontrar a los responsables de la situación que atraviesa la isla.

En un discurso televisado, Anastasiades reconoció el Gobierno implementará en los próximos días decisiones "difíciles y dolorosas" en un entorno que no es el ideal con el objetivo de garantizar un futuro mejor para el país, como es el caso de la aplicación de controles al capital.

En este sentido, aseguró que es una medida temporal y que se irá relajando de forma gradual. "Como gobierno, puedo asegurarles que haremos todo lo posible para volver pronto a la normalidad", remarcó.

Asimismo, aseguró que comprende el sentimiento de ira de los ciudadanos hacia todos los que han llevado al país esta situación, por lo que anunció que el consejo de ministros creará próximamente un grupo de investigadores con el mandato específico de buscar a los responsables de esta situación. Una crisis que podría haber acabado peor si Chipre no hubiera evitado su colapso financiero al lograr un acuerdo con sus socios de la eurozona y el FMI que protege finalmente a los pequeños ahorradores, pero que impone quitas aún por definir a los grandes depositantes y otros inversores.

En concreto se impondrá una quita, de entorno al 20%, a quienes tengan más de 100.000 euros en depósitos en el Banco de Chipre (BdC) o Laiki, la segunda entidad del país. Esta terminará será dividida en un banco bueno, cuyos activos pasarán a el BdC, y uno malo con los depósitos superiores a 100.000 euros, las acciones y los bonos, que terminará desapareciendo.

Los chipriotas han recibido su nueva situación con desconfianza y temerosos ante los "tiempos difíciles" que pronostica el presidente de la Comisión Europea. "Teníamos que encontrar juntos una solución para un modelo de negocio que no era viable y que no podía ofrecer prosperidad duradera a la población de Chipre", aseguró Barroso, en una rueda de prensa. El jefe del Ejecutivo comunitario reconoció que la radical reestructuración bancaria obligará al país a enfrentarse a "inmensos desafíos" y a un "shock económico" cuyas "consecuencias sociales" Europa debe tratar de "aliviar". Justificó el plan, sin embargo, por la necesidad de terminar con un modelo económico "demasiado centrado en el sistema financiero".