Madrid. El Banco de España aseguró ayer que todo apunta a que la economía española seguirá cayendo en el primer trimestre de 2013, dada la marcada debilidad de la demanda nacional tanto en lo que respecta al consumo como a la inversión.

En su último boletín económico, la entidad prevé una estabilización del ritmo de caída del empleo, aunque subraya que la bajada es todavía muy elevada. En este contexto, el supervisor considera que los hogares van a seguir sin hacer gasto en bienes y servicios, aunque la caída del consumo privado se podría ver atenuada por el incremento de las ventas de coches como consecuencia de los incentivos gubernamentales para la compra de vehículos eficientes (plan PIVE).

La información reciente sobre inversión de las empresas en bienes de equipo también lleva a la entidad a estimar que esta componente se mantendrá débil en el inicio del presente año. También la información relativa a la inversión en construcción sigue apuntando a una continuación del profundo ajuste del sector en el primer trimestre.

Frente a la contracción de la demanda nacional, destaca el mantenimiento de la trayectoria favorable del sector exterior, después de que en diciembre mejoraran las exportaciones de bienes. No obstante, la entidad señala que los indicadores referidos al turismo muestran una cierta debilidad, después de que la llegada de turistas agudizara su caída en enero.

Por el lado de la oferta, los últimos indicadores apunta a una prolongación de la flaqueza de la actividad industrial, mientras que en el sector servicios se atisban algunas señales de recuperación.

El Banco de España también alertó ayer de que el porcentaje de jóvenes que está parado o inactivo y que no se está formando ha aumentado en ocho puntos desde 2006.

El supervisor explica que en 2012 el porcentaje de población joven que no hace actividades formativas es del 21%, frente al 13% de 2006. De ese 21% el 15% son parados, mientras que el 6% restante son inactivos.

El Banco de España destaca en su análisis del desempleo juvenil que los jóvenes que no están empleados ni siguen ningún tipo de formación son, en general, los de menor nivel educativo, aunque tengan mayor experiencia laboral.

Además, precisa que las característica de su hogar (tamaño, número de dependientes, resto de miembros ocupados) "sugieren" que este colectivo tiene mayores cargas familiares que los parados o inactivos que se forman.