Bruselas. España no solo no tiene la cabeza fuera del agua, tal y como aseguró con optimismo Mariano Rajoy ante el Congreso el pasado miércoles, sino que la mantendrá sumergida hasta bien entrado 2014. Aunque el presidente español se jactó entonces de que "el barco no se ha hundido", las previsiones económicas presentadas ayer por la Comisión Europea dejan en evidencia demasiadas vías de agua en el buque que capitanea: la economía se contraerá este año un 1,4% -frente al 0,5% estimado por el gobierno--, la tasa de paro rozará el 27%, la deuda se disparará hasta casi el 96% y el déficit público se situará en el 6,7%, más de dos puntos por encima del objetivo acordado. Es decir, más paro, más déficit y más recesión.
Según Bruselas, la economía se contraerá un 1,4% tanto en 2012 como en 2013, y solo iniciará una tímida recuperación en el segundo trimestre de 2014. Para ese ejercicio pronostican un crecimiento del 0,8%, frente al 1,2% del gobierno. Un escenario que apunta a más destrucción de empleo y más paro. Y es que, aunque "los efectos de la última reforma laboral se empezarán a notar" este año, la tasa seguirá disparada (26,9% en 2013) debido a una aceleración en la destrucción de empleo en el último trimestre de 2012, y solo caerá, ligeramente, en 2014 (26,6%). Una situación que también repercutirá en el consumo, tanto público como privado, que seguirá debilitándose.
Mientras tanto, la deuda pública seguirá disparándose sin freno: 88,4% en 2012, 95,8% en 2013 y 101% en 2014. Pero sin duda el más elocuente es el del déficit público. Prueba del escaso efecto del ajuste fiscal es que seguirá descontrolado: 10,2% en 2012 (incluidas las ayudas a la banca), 6,7% en 2013 y 7,2% en 2014. A años luz del calendario original -6,3% en 2012, 4,5% en 2013 y 2,8% en 2014- y una muestra clara de que España necesitará más tiempo para recuperar el equilibrio y, sobre todo, realizar más ajustes. "Es imperativo continuar con las reformas de forma que el ajuste económico pueda llevar a la creación de crecimiento y empleo", recordó Rehn.
Aun así, el comisario avanzó ayer que si constatan que España ha sufrido una caída inesperada del crecimiento y se confirma que cumplió con el ajuste estructural en 2012 están dispuestos a darle más tiempo para rebajar el déficit. Un plazo que podría extenderse entre uno y dos años, hasta 2015 o 2016, y que estudiarán en abril o mayo, una vez que Eurostat certifique los datos.