BILBAO. La gran banca del Estado español, "el sistema financiero más solvente del mundo", según señalaba el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, ganó el pasado año la décima parte de lo obtenido en los años culminantes del crecimiento económico español 2007-2008 cuando estalló la crisis financiera internacional y la inmobiliaria local. La suma de los beneficios obtenidos en 2012 por el BBVA, Banco Santander, Popular, Sabadell, Bankinter y Caixabank, sumó 1.856 millones de euros, una cifra que contrasta vivamente con los 19.318 millones ganados hace cinco años o con los 16.900 millones de euros de 2008, -año, no se olvide, en el que quebró Lehman Brothers a mediados de setiembre y se puso en marcha el mayor rescate financiero de la historia-.

La supuesta banca más saneada del sistema occidental, la española, tenía su subprime particular: una tremenda exposición al sector inmobiliario y constructor, con unas valoraciones hinchadas propias de una burbuja de grandes proporciones generada durante una década bajo el axioma de que los pisos no bajan nunca de precio. No sólo sí bajan sino que, sobre todo, no se venden.

Con precios de la vivienda desorbitados y fuera de toda lógica en relación al nivel de ingresos de los ciudadanos españoles, de la densidad de población, y del crecimiento demográfico más allá del generado artificialmente por el propio auge inmobiliario con la llegada masiva de inmigrantes, y un sector empresarial que había crecido, en líneas generales, a base de un apalancamiento excesivo, la banca era un gigante con los pies de barro.

El sector financiero español, -bancos y, sobre todo, cajas de ahorros-, endeudado en el exterior hasta límites que en algunas entidades rozaban la temeridad, vio como el negocio interno se ralentizaba y la morosidad crecía sin que se atreviesen a reconocerlo en un primer momento.

Al final, la quiebra de buena parte del sistema, -Bankia, Caixa Catalunya etc, que ha tenido que ser nacionalizado-, llevó al Gobierno español a forzar el provisionar adecuadamente, se supone que definitivamente, los créditos al sector del ladrillo, cuyos activos valen hoy menos que el valor reflejado en las cuentas de la banca.

Así de la manos de los decretos impulsados por el ministro de Economía Luis de Guindos, la banca española realizó provisiones en 2012 por importe de unos 50.000 millones de euros sin contar Bankia.

El resultado final ha sido que el beneficio de la gran banca se ha desplomado en 2012 hasta un total de 1.856 millones de euros desde los citados 16.900 millones que ganaban BBVA, Santander, Popular, Sabadell, Bankinter y Caixabank (La Caixa) en 2008.

Santander ha sido el banco que más dotaciones ha realizado para hacer frente al posible deterioro de su cartera crediticia, casi 19.000 millones, seguido por Caixabank con 10.300 millones. BBVA ha provisionado 4.400 millones de euros aunque esta cifra sólo es la relacionada con el sector inmobiliario. El Banco Popular también ha hecho un ingente esfuerzo con unas provisiones de 9.600 millones, lo que le ha llevado a unas pérdidas récord de 2.500 millones de euros en 2012 tras ganar 479 millones en 2011.

En Euskadi, a la espera de conocer los resultados de Kutxabank, hay que recordar que en 2008, las cuatro cajas de ahorros vascas, BBK, Kutxa, Vital, -agrupadas en Kutxabank- y Caja Navarra, -hoy en Caixabank-, ganaron 727 millones de euros, de ellos, 555 millones las de la CAV.