MADRID. Así se lo aseguró Rato al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu durante su declaración el pasado 20 de diciembre, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso Efe, y en la que explica que desde el Ministerio le aseguraron que su plan de recapitalización, que recibió el visto bueno del supervisor el 17 de abril, "tenía que ser superado".
Preguntado por el fiscal Anticorrupción si ese nuevo proyecto se lo encargó personalmente De Guindos, Rato responde: "Sí. En las conversaciones nosotros hablábamos con el ministro, con el secretario de Estado, con el director general; sí, nos lo pide el Ministerio". Y esa demanda además se le transmite "con urgencia", señala Rato inquirido por la razón de la misma y si pudo motivarla la segunda reforma financiera impulsada por el Ejecutivo.
Fue así como puso todo su "empeño" en responder a estas exigencias de la forma que le pareció "más eficiente", a través de "un plan de desinversión, saneamiento y mejora -ya los nombres se iban acabando-", que contemplaba un escenario "de estrés máximo" en "la peor de las situaciones" de la economía, pero "no cuajó".
"A mí se me transmitió claramente que era un plan que no respondía a lo que ellos esperaban y creían necesario que hiciera Bankia; yo entendí que eso era una decisión muy importante que me obligaba a tomar una decisión muy importante. Y la tomé", añade para referirse a su dimisión, anunciada el 7 de mayo después de recibir la negativa de Economía el fin de semana anterior.
Una decisión que no fue "nada fácil", añade, "después de casi dos años de trabajo en este sector y haber abandonado otros trabajos que tenía antes".
"Mi posición estaba determinada por mi capacidad de ser un interlocutor eficiente en la representación de los intereses de mis accionistas. Al fin y al cabo yo representaba a 400.000", subraya Rato antes de insistir en que, por este motivo, creyó que "no valía la pena otra posición" que la de marcharse de la entidad.
Pocos días antes de esa fecha, el grupo todavía no había recibido el informe de Deloitte a las cuentas de 2011, que reflejaban unos beneficios de 309 millones de euros, extremo que llevó al propio Rato a hacer su "primera llamada" a Francisco Celma, representante de la firma, quien le respondió: "aunque tengamos que trabajar toda la noche, tendrás el informe de auditoría".
Hasta entonces, Deloitte no había puesto ninguna salvedad a esas cuentas porque sus únicas "preocupaciones" eran "ninguna" en Bankia -más que la aprobación del Banco de España del plan de capitalización-, mientras que en el Banco Financiero y de Ahorro (BFA), matriz de Bankia, se limitaban a la valoración de las acciones y los activos fiscales.
Sin embargo, el exvicepresidente del Gobierno entendió que "todos esos temas estaban resueltos", ya que la auditora los conocía porque "había elaborado el plan de actuación" para resolver los problemas de BFA "en un contrato especial" que se le hizo para ello.
En otro momento de su interrogatorio, que se prolongó durante casi tres horas, Rato carga contra el Banco de España porque le animó a incluir a Bancaja en la fusión que Caja Madrid estaba negociando con otras cinco cajas pequeñas pero en una situación de solvencia "igual o mejor".
Rato acudió a una llamada del regulador para mantener una reunión en la que, además del entonces gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y su "número 2", Francisco Javier Aríztegui, estaba también el expresidente de Bancaja José Luis Olivas.
"El gobernador me indicó claramente que era opinión y el deseo del Banco de España que Bancaja entrara a formar parte de nuestro SIP", pese a que se trataba de "una entidad mucho más grande" que "cambiaba las dimensiones" de su idea inicial.
"Suponía para nosotros dar un salto que hubiéramos tardado mucho tiempo en darlo en otras condiciones. Por tanto no lo habríamos hecho sin la opinión del regulador de que ése era el camino que debíamos seguir".
Y que siguieron una vez Deloitte vio en orden las cuentas de Bancaja, concluye. Las palabras de Rato precipitaron una oleada de testificales acordadas el pasado viernes por Andreu y que incluyen al propio De Guindos y a la cúpula del Banco de España, tanto la actual liderada por Luis María Linde como la anterior que regentaba Fernández Ordóñez y Aríztegui.
En la misma providencia, el magistrado también ha citado como testigos a los expresidentes de la CNMV Julio Segura y Blas Calzada, así como al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, a Celma y a Jaime Castellanos, responsable en España de Lazard, la entidad que asesoró al grupo financiero en su salida a bolsa.