Si hubiera que reducir los acontecimientos económicos del año a una sola palabra, probablemente esa sería: déficit. Todos los ajustes y reformas que ha llevado a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy han tenido como excusa la consecución de los objetivos marcados para, de esa forma, calmar las tensiones que acechan a la economía española en los mercados. Pero, pese a que ese objetivo ha marcado el año, un cataclismo clave precipitó todos los acontecimientos: la caída de un gigante, el batacazo de Bankia.

Si el déficit es el objetivo, la banca es la que ha marcado toda la agenda desde que en mayo empezaran a florecer las verdaderas cuentas de algunas entidades. Como resultado de la caída de ese gigante -montado a gusto del Partido Popular-, el Gobierno de Rajoy se vio obligado a pedir dinero a sus socios europeos. España pidió socorro y este llegó en forma de rescate. Pero ese rescate no fue ni será gratuito. A cambio, el sector financiero español sufrirá una transformación nunca antes vista y las condiciones para las entidades con la marca "Spain" son ya cada vez más duras.

La banca se ha sometido a duros exámenes, colectivos e individuales, pero ni siquiera las entidades más solventes, entre las que se encuentran las vascas Kutxabank, Caja Laboral Ipar Kutxa o BBVA, se librarán de las exigencias marcadas. El próximo año los efectos del rescate -de hasta 100.000 millones de euros aunque se utilizarán unos 40.000 según lo previsto- afectarán a todas las entidades financieras y la sombra del MoU, el Memorando de Entendimiento, planeará especialmente sobre las antiguas cajas de ahorros. Y es que ese MoU recoge las condiciones impuestas a cambio del socorro y culpa, especialmente, a las cajas de ahorros de todos los males del sistema financiero español. Como consecuencia, las cajas de ahorros y sus órganos de gobierno corren el riesgo de sufrir transformaciones drásticas.

Este año, la actividad financiera ha venido marcada por ese rescate, aunque su transformación es mucho anterior. El abanico de entidades financieras es cada vez menor y las fusiones se han ido sucediendo, también en lo que a las entidades vascas se refiere.

Kutxabank nació oficialmente el uno de enero, justo hace un año, y las tres cajas vascas que la integran, BBK, Kutxa y Vital, siguen trabajando en la integración de sus sistemas mientras esperan que las futuras regulaciones del sistema se concreten.

En noviembre, tras ser anunciada en marzo, Caja Laboral e Ipar Kutxa dieron a luz a su caja cooperativa conjunta. Con apenas algo más de un mes de vida, esta fusión sigue fraguándose. El próximo año se concretarán los detalles, pero ya se conoce que algunas sucursales serán cerradas, aunque no habrá medidas laborales traumáticas.

En cuanto a BBVA, el pasado marzo se conoció que absorbía a Unnim, grupo de cajas nacionalizado y que era fruto de la fusión entre Caixa Manlleu, Caixa Sabadell y Caixa Terrassa. Unnim fue absorbida por el BBVA por 1 euro, ya que se impuso como la mejor en la subasta realizada.

Sobre CAN, su desaparición es casi un hecho, después de que La Caixa absorbiera a Banca Cívica. Caja Navarra se transformará en una fundación y ostentará el 1% de las acciones de Caixabank.

Reformas En lo doméstico, el año ha estado marcado por las reformas estructurales, que según aseguró el presidente del Gobierno, son imprescindibles. Rajoy aseguró este viernes que de no haber aplicado los recortes, el déficit público estatal se situaría en el 11,5%, lo que provocaría una situación "insostenible". Por eso seguirá aplicando una receta que, de momento, ha llevado a España a una nueva recesión con 5.778.100 de parados y sin visos de mejora a corto plazo. "2013 será un año muy duro" incidió este viernes.

La reforma laboral es una de las primeras que abordó el Gabinete de Rajoy. Era, "necesaria" pero en la práctica supuso un duro golpe para las clases obreras que vieron desvanecerse algunos derechos adquiridos. Además de abaratar el despido, la nueva normativa permite que las empresas puedan modificar jornada y salarios según las necesidades de la compañía. El objetivo era y es flexibilizar el mercado, pero en la práctica los efectos derivados han provocado precariedad.

El paro no ha dejado de crecer este año. En España hay 5.778.100 parados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al tercer trimestre de 2012. En un año, la cifra total de desempleados se ha incrementado en 799.700. La tasa es ya del 25,02%. En Euskadi hay 157.700 parados.

Gracias a la reforma de la ministra Báñez, además, las empresas al presentar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) ya no precisan la autorización administrativa previa. Eso, entre otras cosas, ha provocado que los trabajadores vascos afectados por un ERE se hayan duplicado. A 30 de noviembre, el número de afectados ascendía a 34.169, frente a los 17.957 del año pasado. Bridgestone, Fosroc, Formica, Laminaciones Arregui, Guardian, Gamesa... La lista de empresas que han optado por esa vía es amplia en la CAV.

La reforma laboral ha traído consigo además que el Gobierno de Rajoy se haya tenido que enfrentar a tres huelgas generales en Euskadi -dos en el conjunto del Estado- contra sus medidas. También ha habido huelgas sectoriales y de empresas, en defensa de unos convenios, cada vez más difíciles de negociar. Más de 413.000 trabajadores carecían de convenio en Euskadi en noviembre.

Rescate Tras el socorro para la banca, las tensiones en contra de los intereses de España no han cesado. España, su deuda, sigue acosada por los inversores que ponen en duda que las medidas de Rajoy puedan dar sus frutos. Por ello, la prima de riesgo ha seguido siendo protagonista este año y no se descarta que España pida al Banco Central Europeo que compre deuda soberana para rebajar esas tensiones. Sería el segundo rescate y traería consigo nuevas consecuencias en forma de aumento de impuestos o recortes.

Por el momento, España puede dar por acabado un año aciago, en el que ha visto incrementarse impuestos como el IRPF o el IVA -que afectan sobre todo a las clases media y baja- y ha sufrido los tijeretazos del Equipo de Rajoy; la sanidad o la educación no se han librado y han sido de hecho, dos objetivos constantes de esa tijera de los populares.

Pero los objetivos siguen lejos y España volverá a suspender sus asignaturas pendientes, lo que hará probablemente, que 2013 sea, de nuevo, un annus horribilis.