El Estado español cerrará el presente año sin atajar el déficit público, -todos los analistas creen que superará el 7% del Producto Interior Bruto-, lo que significa que gasta más que lo que ingresa y para poder seguir pagando las facturas deberá pedir dinero prestado a los mercados financieros. El resultado es un aumento de la deuda pública española que hará que en 2013, el Estado español tenga que destinar, según las previsiones del Gobierno Rajoy, más dinero a pagar los intereses de los créditos -solo los intereses porque no se devuelve nada de la deuda-, que a hacer frente a las prestaciones de desempleo en un país camino de los seis millones de personas sin trabajo.

En concreto, el Ministerio de Hacienda que dirige Cristóbal Montoro prevé que en los próximos doce meses España destine 38.590 millones de euros a pagar intereses mientras que el presupuesto destinado a abonar las prestaciones por desempleo sólo suma 26.993 millones. El problema es que no hay indicios de que se logre controlar el déficit, pese a los pactos en tal sentido con la Unión Europea, con lo que en 2014, el pago de intereses superará los 40.000 millones de euros.

¿Es mucho dinero? En términos absolutos sí lo es porque estamos hablando de destinar a abonar intereses en un año más de tres veces el presupuesto anual de todo el Gobierno vasco. Pero es peor aún pues la evolución negativa registrada desde el inicio de la crisis es exponencial.

En 2007, el Gobierno Zapatero pagó unos 14.500 millones de euros para afrontar el coste de la deuda y ahora ya estamos en cifras de 38.000 millones. Es este aumento lo que ha disparado el coste de financiación español, porque los ahorradores extranjeros ven con preocupación un crecimiento de la deuda de tal calibre, con las servidumbres que ello conlleva.

El problema añadido es que el Gobierno español, a la vez que tiene que abonar ese dineral en intereses, tiene que seguir endeudándose. El Tesoro Público contempla que en 2013 tendrá que conseguir financiarse en los mercados por un importe de 230.000 millones de euros para disponer de dinero para pagar las facturas, las pensiones y al funcionariado. Un dato sobre la magnitud de dicha cifra es que supone más del 20% del PIB español y pese a los ajustes, -o precisamente por la implementación indiscriminada y acelerada de los ajustes, según los sindicatos-, supone que, sin rescate, España necesitará que le presten casi un 12% más de dinero que el que ha necesitado el año que termina.

De los 230.000 millones de euros que el Tesoro Público espera sacar en las subastas públicas de deuda a lo largo del próximo ejercicio, unos 207.000 millones de euros irán destinados a refinanciar los cerca de 158.000 millones de bonos y letras que vencen en 2013. 23.000 millones más se invertirán en el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), que pagará el pasivo público de unas Comunidades Autónomas que tienen cerradas la puertas de los mercados financieros por la ausencia de demanda y la degradación de su solvencia.

Conseguir esos citados 230.000 millones de euros y a un coste inferior al 3,9% que se abonó en 2011 es el reto, uno más, del Gobierno Rajoy para 2013.