Vitoria. El rescate bancario a España tendrá consecuencias. Los trabajadores de las entidades financieras nacionalizadas serán los primeros en verse en el disparadero. La Comisión Europea ha aprobado los planes para cada uno de los bancos que controla el FROB. A cambio del dinero que requieren, deben moderar su tamaño, limitar sus funciones y aligerar sus plantillas. Son más de 10.000 trabajadores los que, según el criterio de la CE, sobran. El secretario general de la Federación de Servicios Financieros de CCOO (Comfia), José María Martínez, explica la situación a DNA. Una circunstancia que no es nueva. Desde 2008 se han recortado 35.000 empleos y se han cerrado 6.100 oficinas en toda España.

Las exigencias de Bruselas obligan a aligerar las plantillas de las entidades nacionalizadas. ¿Qué valoración hacen ustedes?

Las condiciones son durísimas y tienen que ver con una defensa del sector y la economía española muy débil por parte del Gobierno español. Sabíamos que las condiciones iban a ser extremas porque aunque no nos conocen, no se fían de nosotros. Fundamentalmente es la gestión de Bankia la que ha hecho que la reputación del Gobierno y del Banco de España salte por los aires. Se aprobó una legislación que luego no se correspondía con la realidad. Lo que sabemos es lo que dicen que Bruselas dice, porque todavía no nos ha llegado ningún plan de reestructuración efectivo. Pero Bruselas no dice cómo hay que hacerlo. Y el cómo es lo que nos toca gestionar y lo que exigimos que se realice con medidas lo menos traumáticas posibles. No tiene porqué haber despidos, se pueden buscar fórmulas alternativas eficaces.

Pero, al menos por ahora, lo que se ha transmitido es que las decisiones se tomarán entidad por entidad y algunas, como Catalunyacaixa y Novacaixagalicia cambiarán de manos pronto.

Si es que hay comprador, ¿no? Ese es el primer supuesto que se debe cumplir. Nosotros no queremos que se empiece la casa por el tejado. Nos están transmitiendo la idea de que hay prisa porque hay exigencias impuestas desde fuera. Pero nosotros lo vemos al revés. Hay una ingente cantidad de dinero público que se inyecta en las entidades y un trasvase de activos perjudicados a un banco malo. Por ello, las entidades van a tener, en teoría, la capacidad suficiente para activar el crédito, gracias a la liquidez y la total solvencia. Ese es el objetivo.

Joaquín Almunia, comisario europeo, aseguró la pasada semana que "los responsables son quienes gestionaron mal estas entidades", pero quienes se pueden ver en la calle son los trabajadores, ¿no?

Está claro. Los responsables que están encausados en las causas abiertas hasta ahora son consejeros, pero no los gestores directivos que han decidido las políticas de los últimos quince años. Y en algunos casos, como se ha demostrado, incluso han ocultado esas políticas a sus propios consejos. Hay además, otras responsabilidades que están pendientes de depurar.

¿Cuáles?

Por ejemplo, el gobernador del Banco de España anterior y su equipo también tienen responsabilidades, no tanto en el negocio como en la vigilancia, aunque su mayor error sea no haber actuado a tiempo. Ahora mismo, por citar un ejemplo, tenemos el caso de Caja3 -Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz-, que parece será integrada en Ibercaja. Nos consta que a finales de 2011 Caja Badajoz se sorprendió por la situación financiera de sus socios. Pero es que eso era algo conocido por el Banco de España porque había inspeccionado las dos entidades y había ocultado la situación. Pese a todo, promovieron la fusión a tres sabiendo que ponían en peligro la viabilidad de Caja Badajoz, que no tenía problemas.

¿También son responsables del sobredimensionamiento que dicen padece el sistema financiero?

¿Y eso está mal? El que tengamos un país tan bancarizado y con unos servicios tan cercanos a los clientes ¿está mal? Yo creo que ha sido uno de los motores del desarrollo económico. Hay que tener en cuenta que esa expansión ha ido unida a una gran eficiencia. Tenemos probablemente la banca más eficiente del mundo.

Se anuncian 10.000 empleados menos en cuatro entidades.

Sí, pero tenga en cuenta que del 31 de diciembre de 2008 a junio de este año, el empleo en este sector se ha ajustado en casi 35.000 empleados. Entonces había 275.000 trabajadores. Ahora no llegamos a los 245.000, lo que significa que estamos en un ratio de empleados por debajo de la media de los últimos treinta años. Pensamos que no hay mucho más ajuste que hacer.

Pero la reestructuración continuará y la CE tiene previsto anunciar sus planes para nuevas entidades.

En torno a unas 10.000 personas más, sí. Por eso decimos que aunque algunas salgan del sector será necesario que otras se recoloquen en otros negocios financieros. ¿Quién va a gestionar los activos que están en el banco malo? Debe ser gente que los conozca y esas personas son las que ya trabajan en el sector. También se pueden impulsar políticas de ahorro de costes que representen mantenimiento de puestos de trabajo. Es el reto que tenemos. La idea es que el qué hay que hacer lo marca Bruselas pero el cómo, que nos dejen negociarlo con las empresas.