Fráncfort. Draghi, mostró ayer su confianza en que los líderes europeos alcancen un acuerdo la próxima semana sobre el supervisor bancario único para la zona del euro y dijo que las discrepancias entre países son normales. "No tengo una expectativas tan bajas, tengo confianza", añadió, en que los veintisiete países de la Unión Europea alcancen un consenso sobre las bases legales necesarias para ir desarrollando el supervisor bancario a partir del primero de enero, tarea que asumirá el propio BCE.

Los Estados miembros tendrán que superar esas diferencias, insalvables el pasado martes en el Ecofin, en la cumbre comunitaria del 13 y el 14 de diciembre. Draghi recalcó el consenso y la voluntad que existe entre los países respecto a la necesidad de contar con un supervisor bancario único. "Confío en que logremos un acuerdo, los beneficios de tener un supervisor bancario único no se discuten", insistió Draghi.

Una de las mayores dificultades es el enfrentamiento entre la Comisión Europea (CE), Francia y España, entre otros, que defienden que el supervisor abarque todos los bancos de la eurozona, y Alemania, que pretende dejar a sus cajas regionales fuera del control de Fráncfort. A este respecto, Draghi señaló que sería deseable que Fráncfort supervisara todos los bancos, pero opinó que en la práctica "no habrá mucha diferencia entre una posición y la otra". "Es bastante obvio que el BCE no será capaz de supervisar los 6.000 entidades", agregó.

Resaltó que "en la práctica es obvio que, según descienda el tamaño de un banco y su importancia para el sistema, también decrecerá la intensidad de la supervisión del BCE y aumentará la de la autoridad nacional".