Bilbao. El parón de la actividad y el consumo sigue asestando dentelladas al mercado laboral vasco a un ritmo feroz. Con los 3.000 nuevos parados de noviembre, el desempleo rebasa la barrera de los 170.000 afectados, de forma que la CAVse mantiene entre las comunidades autónomas que fabrican parados con mayor facilidad. En los últimos doce meses la cola de Lanbide ha crecido un 18%, casi el doble que en el conjunto del Estado español, un registro que solo supera Asturias por cuatro décimas. Un dato durísimo que se incrementa en Araba, donde la subida alcanza el 19,9%, hasta los 26.911 parados.

Los datos de paro hechos públicos ayer por el Ministerio de Empleo, el llamado paro registrado, vuelven a arrojar luz sobre el alcance del drama que viven las personas sin trabajo. Las oficinas de empleo del Estado cuentan con casi 5 millones de personas inscritas tras crecer esta cifra en 74.000 demandantes de empleo en noviembre; un mal registro, el segundo peor en este mes desde 1997, que estuvo marcado por la extinción de los convenios especiales de los cuidadores de personas dependientes, lo que causó más o menos la mitad del incremento. El Gobierno español se agarró a este elemento coyuntural para matizar que el desempleo crece a menor ritmo que el año pasado -en noviembre de 2011 aumentó en 60.000- si bien reconoció que los datos “no son satisfactorios”, e insistió en que la reforma laboral asienta las bases para crear empleo en el futuro.

El problema es que ese futuro se antoja muy lejano. No hay síntomas de recuperación. El argumento del Ejecutivo es cierto si se descuenta el efecto de los cuidadores de dependientes, pero el hecho de que el crecimiento del paro se haya estabilizado no aporta ningún paliativo al problema del desempleo, que se mueve ya en unos parámetros tan elevados que, por simple inercia, tienden a crecer cada vez a menor ritmo.

No obstante, el paro está muy lejos de haber tocado techo en España, según los principales agentes económicos como el FMI o la OCDE. Según Eurostat, la agencia estadística europea, el Estado ya ha rebasado los seis millones de parados -los cálculos del INE, siempre por encima del paro registrado publicado ayer, sitúan la cifra en 5,78 millones-. Asimismo, la asociación de empresas de trabajo temporal (Agett) prevé que al cierre del primer trimestre de 2013 el número de desempleados llegue a los 5,5 millones. En un comunicado, Agett destacó ayer que es “preocupante” que el número de parados se incremente “a ritmos de dos dígitos”, denunciando que “desgraciadamente” no se ha avanzado en acuerdos para dinamizar el mercado de trabajo, agilizar la intermediación y mejorar la empleabilidad de los parados.

los ocupados, en mínimos El hecho de que la cola del paro se alargue, además del drama personal de cada integrante, conlleva oscuras contrapartidas para la contabilidad del Estado. La Seguridad Social perdió otros 200.000 ocupados en noviembre, el peor balance en este mes desde hace más de diez años, con lo que el total de ocupados que cotizan se queda en 16,53 millones, la cifra más baja en nueve años. Las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy, lejos de reactivar el empleo, están agudizando el paro y dejando al límite la caja que paga las pensiones, lo que obliga al Ejecutivo a recurrir a la hucha de reserva para afrontar la situación.

Y es que, además, los que cotizan pagan menos por la continua devaluación de los salarios. Ahogados los ingresos, la Seguridad Social afronta cargas más pesadas cada mes por el continuo incremento del número de pensionistas. Ajustes como el de no compensar la subida de precios a los jubilados responden, precisamente, a la asfixia de los recursos de la Seguridad Social, a la que el desempleo contribuye directamente. Pese al recorte, la caja de las pensiones cerrará el año con un déficit sin precedentes de más de 10.000 millones poniendo en peligro los objetivos pactados con Bruselas.

En el otro filo de la espada, el incremento del paro está disparando el gasto en prestaciones para este colectivo. Esta partida supuso en octubre 2.642 millones de euros, con lo que el saldo acumulado en los diez primeros meses del año aumentó un 6% respecto a 2011.

El Gobierno español estimaba que el dinero gastado en parados se mantendría constante al compensarse la creación de nuevos desempleados con la salida de otros del grupo que tiene derecho a cobrar prestación. De hecho, esperaba un descenso en el gasto del 5,5% en el conjunto de 2012, pero la realidad, como en tantos otros aspectos, desbanca a sus previsiones. Como medidas de ajuste, el PP ha endurecido el acceso a algunas ayudas y ha recortado las pagas de quienes llevan más de año y medio en paro, medidas que no logran corregir la tendencia ante el fuerte ritmo al que pierden el empleo los españoles.

En noviembre, el sector servicios encabezó la subida del paro con 63.166 nuevos afectados, seguido de la agricultura, la industria y el colectivo sin empleo anterior. Como aspectos positivos, el paro bajó en la agricultura y también entre los menores de 25 años. La reforma laboral no logra hacer repuntar la firma de contratos, que vuelve a caer en noviembre un 5% respecto al mismo mes del año pasado, con un porcentaje mínimo de indefinidos.

Año negro en la CAV Si la situación es crítica en el Estado español, la del País Vasco lleva el mismo camino y, lo que hasta hace poco se veía gris, empieza a verse también negro por los diversos agentes económicos y sociales. El año ha sido muy malo y, si sirven las comparaciones, se puede decir que peor que para el resto del Estado. Varapalos como los de enero, en el que Lanbide sumó 10.000 parados de golpe y porrazo, o el hecho de que la campaña turística haya tenido un efecto muy pobre sobre las estadísticas, sitúan a la CAV entre las comunidades donde más crece el paro en términos interanuales.

En el caso de noviembre, fue la segunda por detrás de Asturias, con un incremento del 18%, mientras que en el conjunto del Estado la subida fue del 11%. En términos absolutos, eso supone pasar de algo más de 145.000 a rebasar los 171.000 parados, un desfase de 26.000. Es una cifra de empaque si se tiene en cuenta que el número de ocupados en la CAV no alcanza los 900.000. Los ERE y el cierre de empresas por la crisis se deja sentir cada vez con mayor virulencia en la CAV, que sufre ya una tasa superior al 15% según el INE.

Por territorios, la peor parte en noviembre se la llevaron Araba y Gipuzkoa, con subidas del desempleo que rondaron el 2%. Bizkaia, pese a desplazar el mayor número de personas del mercado laboral, cuenta también con un volumen mayor de empleados por lo que el incremento se quedó en el 1,5%. En el caso de Nafarroa el aumento el mes pasado fue del 1,68%.

A pesar de que desayunarse con un nuevo incremento del paro ya es algo habitual, las reacciones ayer cayeron en cascada. El Ejecutivo vasco en funciones del PSE volvió a responsabilizar exclusivamente a la crisis del enésimo golpe recibido por el mercado laboral. Los sindicatos, en cambio, se mostraron beligerantes hacia los recortes y en especial hacia la última reforma laboral. Según ELA, este tipo de políticas harán que el año 2013 sea peor para las cifras de paro de Hego Euskal Herria y llamó a denunciarlas mediante la movilización, mientras que CCOO de Euskadi valoró que el de ayer es “un dato dramático sobre el drama ya existente”.