Vitoria. Martin Garitano ofreció a Bizkaia su voto en el Consejo Vasco de Finanzas a cambio de que el PNV apoyara sus Presupuestos en la Diputación foral de Gipuzkoa. Bildu rompió el pasado martes por primera vez la unidad de acción de las diputaciones en el órgano fiscal vasco para sumarse al Gobierno de Patxi López y obligar a Bizkaia y Araba a ingresar en las arcas de Lakua parte de las vacaciones fiscales recuperadas a las empresas.
En un receso antes de la votación, el diputado general guipuzcoano intentó forzar un acuerdo presupuestario con el PNV a través de José Luis Bilbao, según confirmaron fuentes jeltzales. Como contrapartida Gipuzkoa planteaba sumar fuerzas con las otras dos diputaciones y bloquear la propuesta del Gobierno Vasco. El dirigente de Bildu solicitaba básicamente un cheque en blanco para aprobar sus cuentas del próximo año sin haberlas presentado todavía. El intento no tuvo ningún recorrido. Ni el foro era adecuado ni el interlocutor podía ir tan lejos.
Bilbao se lo hizo saber y le emplazó a dirigirse a la dirección del PNV y, sobre todo, a desligar del mercadeo político las cuestiones que se deciden en el Consejo de Finanzas. Gipuzkoa decidió entonces votar en contra de las otras diputaciones, aprobar la controvertida inyección económica que recibirá Lakua y permitir a López una victoria en el pulso que ha mantenido toda la legislatura con las diputaciones y en especial con Bizkaia.
Durante las más de seis horas de reunión, los presentes asistieron con sorpresa a varios cambios de opinión por parte de la delegación guipuzcoana, reforzándose la percepción de que hubo una negociación con el PSE. El ofrecimiento al PNV añade argumentos.
La maniobra in extremis de Garitano pone de manifiesto las urgencias y la situación de minoría de su gobierno en Gipuzkoa. A las puertas de la apertura de un proceso de negociación global en el que entrarán en juego los presupuestos de las tres diputaciones y también los del Gobierno Vasco, Bildu ha buscado una posición de fuerza y dar luz verde a las cuentas forales guipuzcoanas al margen de ese gran acuerdo interinstitucional que debe liderar Iñigo Urkullu. Algo a lo que no ha estado dispuesto el PNV.
Los números también le salen a Martin Garitano con el Partido Socialista, con quien ha cerrado varios acuerdos en las Juntas Generales de Gipuzkoa en el ámbito fiscal. A esa sintonía se suman ahora las sospechas en torno a que el alineamiento de la izquierda abertzale con López el pasado martes es solo la punta de lanza de un pacto de mayor calado. Gipuzkoa es el herrialde en el que más peso tienen ambas formaciones juntas, el único escenario donde ese supuesto pacto puede dar frutos. El tiempo desvelará si el acuerdo del Consejo de Finanzas tiene letra pequeña y consecuencias en otros ámbitos.
trabas al futuro gobierno Mientras, la marejada política continúa en movimiento ante las tinieblas que rodean el desarrollo del CVF y su resultado. Hasta el punto de que el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, no descartó ayer que PSE y Bildu se alíen durante la legislatura para "obstaculizar" la labor del Gobierno que todo apunta a que dirigirá Urkullu.
En el presente, la principal preocupación es qué ocurrirá si si el Tribunal de Luxemburgo da finalmente la razón a las diputaciones en su recurso por la sentencia de las vacaciones fiscales y las haciendas forales tuvieran que restituir el dinero devuelto por las empresas. El ex diputado general de Gipuzkoa y actual líder del PNV en las juntas de ese territorio considera por ello que la decisión de repartir lo recaudado "carece de seguridad jurídica". A su juicio, "es arriesgado y absolutamente irresponsable" que ese dinero vaya a la bolsa común de la recaudación hasta que no haya una sentencia firme de Bruselas.
La decisión de repartir los fondos se tomó en el denominado caso Rover y cuando la Justicia falló en contra de los intereses vascos, las administraciones vascas tuvieron que devolver un dinero que ya habían gastado. Y lo tuvieron que hacer además el año pasado, en plena recaída en la crisis, aumentando el agujero provocado por la bajada de la recaudación.
La Diputación de Araba agregó un nuevo elemento de incertidumbre a esa ecuación. Según Javier de Andrés, la cifra final de la devolución de las vacaciones fiscales va a ser distinta de la que acordaron entre PSE y Bildu. A su juicio, esto, en todo caso, se tenía que haber decidido el próximo febrero -cuando la cifra estará más afinada-, pero "hay gente que ha tenido mucha prisa porque le faltaba el dinero para completar este año", en referencia al Ejecutivo de Patxi López.