Vitoria. La estela de Laminaciones Arregui ya tiene nombre, Guardian Llodio, una de las multinacionales más importantes de Europa en el sector del vidrio para automoción y arquitectura, entre otros, y cuya sede principal se encuentra en Llodio. A pesar de ser históricamente una de las compañías más solventes de Álava, la crisis también está haciendo mella en su producción. O al menos esa es la percepción que maneja la dirección, que ayer lanzó un órdago al comité de empresa para garantizar la viabilidad de la firma. "Va a haber despidos pronto y en un número considerable", espetó el plan manager de la compañía vidriera, Jesús Urien.

La respuesta pilló con el pie cambiado al comité en pleno, que esperaba una oferta más "cercana" a sus postulados después de los tres días de huelga que la plantilla llevó a cabo en septiembre (los días 26, 27 y 28) para tratar de hacer entrar en razón a la dirección de la empresa. No hubo forma. La tregua solicitada por la dirección hasta ayer sólo ha servido para empeorar las cosas. Y lejos del acuerdo, las posturas vuelven a ser antagónicas y angustiosas. La garantía por escrito y dentro del nuevo convenio colectivo de un complemento de 45 días por 42 mensualidades en caso de despido que demandaba el comité saltó por los aires. Y en un tenso encuentro de más de tres horas, la empresa anunció la puesta en marcha de un plan de viabilidad donde la rescisión de contratos será ineviable.

"una actitud vergonzosa" En un comunicado enviado a media tarde, la dirección realizó un llamamiento a la plantilla para protagonizar una "reflexión conjunta", al tiempo que calificó de forma eufemística su decisión de despedir a parte de los trabajadores como una "reestructuración" necesaria para ajustarse a la situación actual de caída de las ventas. Aunque en ningún momento se explicitó el número de damnificados, fuentes sindicales barrutaban a última hora que la medida podría afectar a cerca de 60 ó 70 trabajadores de las áreas de producción y administración. Ambas esferas emplean en estos momentos a más de 600 trabajadores.

"Esta actitud es vergonzosa. Han estado mareando la perdiz durante nueve meses para acabar confirmando las intenciones que perseguían desde el principio", señaló a este periódico un portavoz de ELA.

La negativa de complementar los hipotéticos despidos es algo que no cuadra en el seno del comité, máxime cuando en el último año han desaparecido cerca de 200 puestos de trabajos en la empresa, algunos de ellos con indemnizaciones "muy superiores" a lo que dicta la ley. "¿Entonces a qué viene esto ahora", se pregunta la misma fuente.

Ambas partes volverán a verse las caras el próximo lunes en lo que se espera sea una reunión de "puro trámite" para conocer la cifra exacta de despedidos y sus condiciones. Hasta entonces, la plantilla celebrará a lo largo del día de hoy una asamblea y ha convocado para mañana y el viernes jornadas de huelga en la factoría de Llodio. Al respecto de estos días de paro, la empresa advirtió ayer de que se trata de una decisión que "dificulta el ambiente y la disposición necesarios para lograr entre todos un acuerdo satisfactorio que garantice el futuro de Guardian".

peso innegable en el valle Disputas al margen, de lo que no parece haber duda es de que el peso de la multinacional norteamericana en el Valle de Aiala es innegable. Junto a la otra grande del sector, Vidrala, empleaban hasta hace no mucho a cerca de 2.000 familias en la zona, aproximadamente a uno de cada diez vecinos. El resto de la tarta laboral del valle se lo repartirían las tuberas de Tubacex y Tubos Reunidos, así como dos compañías históricas en el sector ferroviario como Amurrio Ferrocarriel y JEZ Sistemas Ferroviarios.