BILBAO. La convocatoria de mañana, que es también la sexta desde que se inició la crisis, profundiza la brecha existente en el movimiento sindical vasco entre las grandes organizaciones de corte nacionalista (ELA y LAB) y las de ámbito estatal (CCOO y UGT), incapaces desde hace años de acordar una actuación unitaria.

La última huelga general se celebró el pasado 29 de marzo para protestar contra la reforma laboral. La movilización fue convocada inicialmente por ELA y LAB. CCOO y UGT eligieron posteriormente la misma fecha para celebrar la huelga general en el conjunto de España. Pero no hubo un llamamiento unitario, sino que cada grupo de centrales hizo la convocatoria de forma independiente.

Este paro de marzo obtuvo un notable éxito, según las centrales, con un seguimiento que el Gobierno Vasco cifró entre el 60 % y el 70 % de los trabajadores.

La de mañana, la quinta huelga general impulsada por las organizaciones nacionalistas en los tres últimos años, tendrá lugar además en pre-campaña electoral para los comicios del 21 de octubre.

Se da la circunstancia de que estos mismos sindicatos convocaron una huelga general en Euskadi el 21 de mayo de 2009, solamente 14 días después de que el primer lehendakari socialista llegara a Ajuria Enea.

Desde el anuncio oficial de la convocatoria, realizado el 19 de julio, los secretarios generales de las dos principales organizaciones impulsoras, Adolfo Muñoz (ELA) y Ainhoa Etxaide (LAB) han multiplicado sus comparecencias públicas para incitar a los trabajadores a secundar la protesta contra unas medidas de ajuste que han calificado de "golpe de estado antisocial" que "va a hipotecar el futuro económico" de Euskadi "a medio y largo plazo".

La patronal vasca, Confebask, ha rechazado desde el primer momento la convocatoria de huelga y ha lamentado que "la única respuesta" de ELA y LAB para afrontar la crisis sea "incidir en la conflictividad y perjudicar" el tejido productivo vasco "cuando éste se encuentra más debilitado que nunca".

La patronal ha recalcado que convocar una huelga general en el momento de crisis actual supone "una grave irresponsabilidad" por "las cuantiosas pérdidas económicas" que puede ocasionar y porque "las circunstancias exigen el esfuerzo de todos para construir y no para hacernos más daño".

El Gobierno Vasco ha mostrado su respeto ante la decisión sindical, pero ha señalado que la colaboración entre instituciones, partidos y agentes sociales es una respuesta "más eficaz y positiva a la crisis" que esta movilización.

Entre los partidos, la huelga cuenta con el apoyo de Bildu, mientras que PP y PNV han rechazado la convocatoria. Dirigentes del PSE-EE han criticado que ELA y LAB hayan "perdido una oportunidad de hacer frente común (con CCOO y UGT), de dejar de lado el interés ideológico y poner por delante de él el interés de los trabajadores",

El Gobierno Vasco ha establecido unos servicios mínimos que serán del 30 por ciento en todos los transportes públicos y como un festivo en los centros hospitalarios. Los servicios de emergencia y Puntos de Atención Continuada (PAC), sin embargo, se mantendrán al cien por cien.

Según la orden del ejecutivo en el ámbito educativo, se deberá garantizar el acceso a los alumnos en todos los centros no universitarios públicos y concertados, con un miembro del equipo directivo y un subalterno.

Respecto al suministro de luz, gas o agua se funcionará como en un festivo, mientras que la televisión pública vasca (ETB) únicamente debe garantizar la emisión de los servicios informativos diarios en su horario habitual.

ELA ha denunciado por abusivos estos servicios mínimos. En la anterior huelga general los sindicatos pidieron la suspensión cautelar de la orden de servicios mínimos correspondiente, pero el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco rechazó el recurso.

El Departamento vasco de Interior va a movilizar desde esta noche a 5.000 ertzainas dentro del dispositivo especial establecido para velar por la seguridad durante la jornada.