Vitoria. Visto para sentencia. Después de meses de enfrentamientos, paros, coacciones, amenazas, denuncias y reuniones estériles, la Sala 1 del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) celebró ayer el juicio para dirimir la demanda colectiva presentada por los trabajadores contra el ERE de extinción de Celsa Atlantic (antigua Laminaciones Arregui), que afecta a 358 de sus trabajadores en las plantas alavesas de Vitoria y Urbina. Una vez que la empresa se negara el lunes a acudir junto al comité al acto de conciliación celebrado en el Preco (el organismo que regula los conflictos laborales), ayer ambas partes no tuvieron más remedio que verse las caras en Bilbao en un ambiente de alta tensión que evidenció la imposibilidad casi absoluta de alcanzar un acuerdo. Por si había alguna duda, unos 180 trabajadores concentrados en el exterior llegados desde Vitoria se encargaron de certificar que ambas partes transitan por caminos diferentes.
Apenas hubo sorpresas durante la sesión. Dirección y comité se aferraron a sus postulados, no hubo concesión alguna más allá de coincidir ambas partes en que la situación económica de la empresa es "muy delicada" y el juicio quedó visto para sentencia. Por la "complejidad" del mismo es muy probable que el fallo se demore un tiempo, advirtieron fuentes judiciales.
Un ERE "nulo" El intercambio de golpes comenzó pronto. El comité de empresa pidió la nulidad o, en su defecto, la improcedencia del ERE porque, a su juicio, "no concurren ni causas económicas, ni productivas para el cierre total de la empresa". Al tiempo, denunció que la mayoría de los 91 primeros despidos -hasta la fecha se han ejecutado 178- coinciden con afiliados de unos sindicatos "muy concretos y beligerantes con las pretensiones de la empresa de precarizar al máximo las condiciones laborales de los trabajadores (en referencia a ELA, LAB y ESK)". Este extremo fue desmentido por la dirección, que aunque admitió que coyunturalmente podría ser así, "es puramente circunstancial, dado que a 31 de diciembre de este año habrá afectado a todos".
Respecto a la decisión de Celsa de liquidar las plantas de Vitoria y Urbina, su abogado justificó dicha decisión al no ser éstas "rentables" y acumular pérdidas de 256 millones de euros entre 2009 y 2010. A continuación, en una exposición muy medida, la empresa volvió a desmentir la versión del comité que denunciaba que la presentación del ERE el pasado 9 de mayo era una "respuesta" a la huelga iniciada por los trabajadores un día antes y que, por lo tanto, podría suponer una vulneración al derecho de huelga de los trabajadores. Celsa rechazó este punto y aseguró que se informó a los sindicatos con anterioridad a esa fecha de su intención de negociar un ERE como último intento para hacer viables las instalaciones. Sin embargo, según la empresa, fue el rechazo de los sindicatos y de los trabajadores a las propuestas lo que abocó al cierre. "La causa no es una huelga, es una empresa que se hunde", enfatizó el abogado de Celsa. También la Fiscalía consideró en este sentido que durante la vista no se había acreditado "suficientemente" una supuesta vulneración de dichos derechos y libertades.
Un 40% más de facturación A continuación fue la perito presentada por el comité quien tomó la palabra. Reconoció la "delicada" situación económica de la firma, con resultados negativos en los tres últimos años y problemas de liquidez para atender a los pagos, pero apuntó que en los tres últimos años la facturación ha crecido un 40% y que los resultados, aunque siguen siendo negativos, los son cada año en menor medida. "La situación es negativa, pero la evolución es positiva", insistió, por lo que "no cabe invocar las causas económicas como causa del cierre".
Finalizada la vista, fuentes de este mismo sindicato manifestaron su "satisfacción" por el desarrollo de la jornada, ya que se ha podido "acreditar y constatar" todo lo que "hemos venido denunciando desde hace cuatro meses". En este tiempo, concluyó, se ha producido un chantaje y un acoso y derribo a los trabajadores huelguistas y los afiliados a unos sindicatos muy concretos.