Vitoria. Agurain, Laguardia, Arana, Errezil, Mutriku; la lista de ayuntamientos rescatados no para de crecer. Las urgencias financieras de las administraciones se multiplican en el caso de los ayuntamientos más pequeños, los que tienen menos recursos propios. Ningún consistorio ha pedido todavía la ayuda de la Diputación de Bizkaia, pero tres alaveses y dos guipuzcoanos ya lo han hecho. Todo apunta a que son solo los primeros y que el colapso general de ingresos provocará un efecto dominó que durará hasta que mejore la salud de las arcas públicas.
No hay fecha prevista para ese momento, aunque Mariano Rajoy sugirió hace unas semanas que podría ser en junio del próximo año. Lo más probable es que la recuperación se inicie algo antes en Euskadi, pero, aún así, los municipios vascos tienen por delante varios meses de travesía por el desierto. Los deudores no pueden esperar más y algunas cajas municipales ni tienen dinero ni lo esperan a corto.
Esa situación dibuja un mapa de pequeños rescates municipales con una filosofía idéntica a los que ha activado la Unión Europea con Portugal e Irlanda y lo hará con España cuando su presidente lo solicite. Los municipios presentan un plan económico financiero de varios años en el que reflejan sus esfuerzos y previsiones de reducción de déficit.
Las diputaciones a cambio permiten a las corporaciones locales endeudarse por encima del límite actual y aumentar sus presupuestos. No hay una inyección pública de dinero, lo que implicaría a su vez un sobreendeudamiento foral.
También se encargan las diputaciones de dar el visto bueno previo al programa de saneamiento y supervisarlo. En definitiva, se dedican a controlar sus cuentas para garantizar el cumplimiento de los compromisos. Se parece tanto el mecanismo al de Bruselas o al del Estado español con las comunidades que los ayuntamientos y los ejecutivos regionales, como ocurre con los estados, afirman que no se trata de un rescate stricto sensu para huir de ese estigma. En esa tesitura está Agurain, gobernada por Bildu, que pidió antes del verano un rescate para disponer de un crédito de casi 4 millones de euros a financiar en 15 años, con el objeto de pagar facturas acumuladas desde el inicio de la crisis a autónomos y empresas. La Diputación alavesa dio el visto bueno pero, según denunció ayer su alcaldesa, Maider García de Vicuña, Kutxabank está poniendo "obstáculos" que impiden que se materialice esa "solución". El dinero sigue sin llegar. García de Vicuña acudió a la sede de Vital Kutxa en Gasteiz para reclamar al presidente de la entidad, Carlos Zapatero, que se "implique" en dar solución a la "maltrecha" situación económica de la localidad alavesa.
Zapatero no recibió a los representantes municipales, pero recogió un escrito firmado por la alcaldesa y se comprometió a concertar una cita con los representantes del Gobierno municipal. García Vicuña buscó con su visita sin preaviso un golpe de efecto a la altura de sus problemas financieros. Un gesto con el que llamar la atención y posiblemente trasladar parte de la presión a la caja alavesa. Después, envió una nota a los medios de comunicación y el texto de la carta, un inventario de deudas cerrado con una crítica a la "discriminación" que sufren los ayuntamientos alaveses. Los problemas de los ayuntamientos rescatados son similares al del resto de consistorios. Todos están dedicando los ahorros de años anteriores a pagar sus deudas y el dinero se está agotando.
En Bizkaia, el único herrialde en el que no se ha producido ningún rescate, la situación es algo mejor. Solo 15 de los 112 municipios vizcaínos gastan más de lo que ingresan. Todos ellos suman un remanente de 235 millones de euros y 35 de ellos tienen ahorros por más de un millón. Con todo hay algunos casos más delicados, como el de Meñaka, que terminó 2011 con unos números rojos superiores a los 330.000 euros o Zaratamo con un agujero de 313.000. Sus alcaldes, ambos de Bildu, decidirán si piden el rescate.