BILBAO. La recaudación fiscal de julio amenaza con convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para el Gobierno Vasco. Los ingresos de Bizkaia bajaron el mes pasado un 2,5%, rompiendo una tendencia plana que hasta junio había permitido al Ejecutivo de Patxi López defender que era posible cumplir con los objetivos de recaudación, a pesar de que Gipuzkoa (-4%) y, sobre todo, Araba (-9%) arrastraban graves problemas de financiación.

El escenario ha cambiado ahora radicalmente, porque el peso de los ingresos vizcaínos en el esquema de tributario es mucho mayor. Recauda más de la mitad de los ingresos de las administraciones vascas y se agudizará el desajuste presupuestario del entramado institucional de la CAV, y especialmente del Gobierno autónomo.

A falta de conocer la evolución en julio de las otras dos haciendas forales, hay un dato que indica que siguen estando en peor situación que Bizkaia. La Diputación vizcaína ha tenido que pagar en julio casi 360 millones de euros Araba y Gipuzkoa por los ajustes internos de IVA con los que se corrige el desnivel tributario entre territorios. En julio del año pasado la cifra fue de 236 millones, un 52% inferior.

Los equilibrios económicos en los que se basa el sistema de financiación vasco conllevan que los problemas forales se amplifican en Gasteiz. Las diputaciones tienen más margen porque son las que recaudan y pueden ajustar sus gastos, pero Lakua tiene las manos atadas si el dinero no llega hasta arriba y si, como es el caso, el mayor contribuyente a la caja común muestra síntomas de debilidad.

A efectos prácticos, si Bizkaia estornuda, el Gobierno Vasco se resfría. Y de momento, la complejidad de la coyuntura económica anticipa que el enfermo cuando menos no se recuperará este año. Eso si no se agrava su salud arrastrado por la recaída de las economías que alimentan a las empresas vascas.

De lo que no hay ninguna duda ya es de que las diputaciones forales y el Gobierno Vasco no alcanzarán sus objetivos presupuestarios, lo que complicará aun más la gestión de aquí a final de año. También añadirá más presión al lehendakari para que adelante las elecciones y permita al próximo Ejecutivo diseñar sus propios Presupuestos.

Para ello sería necesario que los comicios se convocarán este mismo mes y cobra fuerza la fecha del 25 de octubre para celebrarlos. La falta de apoyos parlamentarios de López tras abandonar el barco el partido de Antonio Basagoiti limita sus movimientos para elaborar un presupuesto. Sin embargo, el Gobierno trabaja oficialmente en ello.

Si no los tiene ya, el Departamento de Hacienda tendrá en breve los datos fiscales de las tres diputaciones y, por tanto, una visión global de la situación financiera de la CAV. La recaudación de julio es clave. Recoge ya la campaña de la Renta y del Impuesto de Sociedades. Junto a la de agosto, en la que se cierran flecos del mes anterior, es la base con la que el Consejo Vasco de Finanzas realiza las estimaciones del ejercicio y las previsiones en las que se basan los presupuestos.

frenazo exportador en álava El dato será malo y estará sobre la mesa del consejo de gobierno extraordinario que ha convocado López el próximo 21 de agosto, una fecha que se baraja para la convocatoria formal de elecciones. Si no lo hace, tendrá que hacer frente a una delicada situación financiera con las limitadas herramientas de un gobierno débil y con la amenaza de que la recesión en Francia y Alemania agraven el problema.

Araba lleva todo el ejercicio notando el frenazo de las exportaciones de sus empresas a esos países, y se reflejará con más intensidad en las otras dos diputaciones. Además, hay otros elementos de incertidumbre como la batalla que mantiene Euskadi con el Estado por el ajuste del IVA. En esta ocasión, Bizkaia ha descontado 69 millones en el pago del Cupo para compensar la retención que hizo Madrid. Sin ese dinero, su recaudación habría bajado casi un 5%, el doble. Es una cuestión que también está llamado a negociar un Gobierno Vasco fuerte.