Bruselas. El Banco Central Europeo (BCE), el órgano emisor del euro, rebajó ayer los tipos de interés en un cuarto de punto, desde el 1% hasta el 0,75%, el nivel mínimo en la historia de la moneda única, con el fin de impulsar el crecimiento económico. Esto, en la práctica, supone que el dinero que presta el BCE al resto de bancos de la eurozona es un 0,25% más barato con lo que, en teoría, las entidades comerciales podrán financiarse más barato y, con ello, hacer que fluya el crédito hacia las empresas y particulares con mayor facilidad.

Esta medida se complementa con otras dos adoptadas igualmente ayer en Fráncfort (sede del BCE): reducir la facilidad marginal de crédito, por la que presta dinero a los bancos durante un día, hasta el 1,5%, y dejar la facilidad de depósito, por la que remunera el dinero, hasta el 0%, con efectos al próximo 11 del julio. Esto implica que no será un negocio para los bancos dejar depósitos de un día en el BCE con lo que, otra vez en teoría, lo que se pida, deberá estar en movimiento.

El peligro de esta maniobra es que las entidades pidan dinero barato al BCE para depositarlo en otros bancos emisores y generar así ganancias. El efecto inmediato de las decisiones adoptadas ayer por el BCE fue que el euro bajó con fuerza para cambiarse a 1,2456 dólares, frente a los 1,2520 dólares a los que se pagaba antes de que la entidad anunciara el recorte.

Argumento El presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, argumentó las decisiones asumidas ayer diciendo que algunos de los riesgos a la baja para la actividad económica de la zona euro "se han materializado y los indicadores apuntan a un renovado debilitamiento de la economía", lo que hace necesario que fluya el crédito hacia los sectores productivos. Draghi expresó su confianza en que, gracias a estas decisiones, la eurozona registre una "gradual recuperación" a finales de año. "Los indicadores del segundo trimestre apuntan a un renovado debilitamiento del crecimiento de la economía y a una elevada incertidumbre, aunque mirando más allá del corto plazo esperamos que la economía de la zona euro se recupere gradualmente", resumió Draghi.

No obstante, el presidente del BCE subrayó que la situación actual no es ni mucho menos peor que la experimentada en 2008, a pesar de que los riesgos para las perspectivas económicas "apuntan a la baja", destacando factores como la crisis de deuda en algunos mercados soberanos y el proceso de ajuste de los balances en el sector financiero.

Asimismo, el banquero italiano destacó que las expectativas de inflación se mantienen "firmemente ancladas", apuntando que los precios podrían situarse por debajo del umbral del 2% a principios de 2013 "o incluso antes". Tal circunstancia también avalaría la reducción de tipos de interés adoptada ayer por el BCE. "Las presiones inflacionistas sobre el horizonte relevante se han visto afectadas por la materialización de algunos de los riesgos a la baja para el crecimiento de la zona euro previamente indentificados", aseguró Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la entidad. El principal de esos riesgos es la reducción de la circulación de crédito. Draghi dijo que esto se debe a que los bancos presentan "una aversión al riesgo, una falta de capital o una falta de financiación".

Dejar los tipos al 0,75%, unido a las otras dos decisiones previamente adoptadas (barra libre de liquidez y vencimiento de los préstamos a tres años) deberían garantizar la recuperación de la circulación de dinero, interpreta Draghi.