berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró ayer inmovilista en sus posiciones ante la cumbre europea que comienza hoy en Bruselas, aunque consciente de que se encuentra sola en su defensa a ultranza de la política de austeridad y de rechazo a la colectivización de la deuda. "No me hago ilusiones", dijo Merkel ante el pleno del Bundestag, la Cámara baja alemana, a la hora de reconocer que en la cita de hoy reinará la "controversia" y que los eurobonos serán muy a su pesar uno de los temas centrales de la reunión. Paradójicamente, esa es la esperanza de Rajoy: que su teórica aliada teutona se vea tan presionada por el resto de grandes economías de la zona euro (Francia, Italia y España) que al final tenga que ceder.
Dos cuestiones son las que traerían tranquilidad a Madrid: la aceptación de los eurobonos y la posibilidad de iniciar el proceso de modificación de los tratados para avanzar en la unión bancaria (lo que abriría la puerta a ayudas directas a este sector sin necesidad del respaldo de la economía de un país). El precio a pagar será dejar parte de soberanía por el camino para aceptar un órgano supervisor común cuyas recomendaciones fueran de obligado cumplimiento.
La canciller alemana expresó ayer ante los diputados alemanes su "temor" a que se hable "demasiado de todo tipo de ideas sobre garantías comunes y demasiado poco sobre la mejora de los controles y medidas estructurales". Merkel sentenció que "la emisión de deuda común sigue siendo económicamente errónea y contraproducente" y recordó que fórmulas como los eurobonos, "eurobills" o fondos de amortización de la deuda "atentan contra el derecho constitucional alemán". En este sentido y para desgracia de Rajoy, Merkel advirtió de que no existen soluciones "ni rápidas, ni sencillas" para resolver la crisis de la zona del euro y que los problemas se deben "atajar de raíz, en un proceso de pasos sucesivos", y avisó de que no habrá "un golpe de mano" en la cumbre de hoy.
en parís Sin embargo y tras la comparecencia en el Bundestag a la mañana, Merkel viajó a París para entrevistarse con el presidente francés, François Hollande. Junto al socialista francés subrayó la necesidad de "profundizar en la unión económica y monetaria".