Vitoria. Concluido el periodo de consultas, Celsa Atlántic (antigua Laminaciones Arregui) anunció ayer a través de una nota el cierre de sus fábricas de Vitoria y Urbina, en las que trabajan 352 personas, ante la "imposibilidad" de llegar a un acuerdo con el comité para poner en marcha un plan alternativo que permita la continuidad de la actividad. Celsa indicó que el próximo lunes comunicará a la autoridad laboral el cierre de las dos plantas, dedicadas ambas a la fabricación de tubos de acero y de fleje, mientras que los trabajadores anunciaron a su vez que presentarán un contrainforme contrario al cierre ante la Inspección de Trabajo.

La dirección de la empresa, cuya sede social está en Cataluña, ya había anunciado hace unas semanas la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción para la totalidad de la plantilla. No obstante, posteriormente plantó sustituir ese ERE por un plan que proponía la salida de 91 trabajadores, el 20% de la reducción salarial y otras medidas de flexibilización de jornadas y sueldos. Tras varios días de negociaciones entre la dirección y el comité, en las que no se ha llegado a un acuerdo, la empresa ha determinado ejecutar el expediente de extinción para toda la plantilla, lo que supone el cierre de las dos fábricas.

"Falta de viabilidad" La empresa explicó que la decisión del cierre se debe a la "falta de viabilidad" de los dos centros productivos alaveses que "registran pérdidas continuadas desde el último trimestre de 2008". Celsa Atlántic precisó que el origen de este problema está en su "falta de competitividad" como consecuencia de las condiciones actuales del mercado, ya que la crisis económica ha tenido efectos "muy negativos" en el sector metalúrgico con caídas del mercado nacional "superiores al 50%". Con respecto a las condiciones que planteará para los 352 trabajadores que serán despedidos, Celsa Atlántic señaló que la compañía "seguirá los cauces legales previstos para este tipo de situaciones".

Por otro lado, Eduardo Iñiguez de Heredia, el trabajador que el pasado 21 de mayo inició a pie un marcha-protesta hasta la sede de Celsa en Barcelona, anunció ayer que llegará el próximo miércoles, día para el que ha solicitado un encuentro con el director del grupo catalán, Francesc Rubiralta.