Los hombres de negro sí vigilarán el rescate a España. No se sabe si llegarán con un atuendo tan austero como el que apuntaba la semana pasada el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, negando tanto el rescate como su presencia, pero los trajeados funcionarios de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional que tanto disgustan en Grecia, Irlanda o Portugal sí se desplazarán en el futuro a Madrid, de forma regular, para rediseñar la reestructuración del sector bancario y financiero español a cambio de esos 100.000 millones de euros prometidos el pasado sábado por el Eurogrupo. El primero en despejar las dudas generadas por la negativa del Gobierno español a admitir ante la prensa esta intervención fue el ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. "Va a haber una troika al igual que la ha habido en otros casos. Se encargará de controlar que el programa se cumple", zanjó. Lo cierto es que se llamen hombres de negro, troika, o cuarteto como lo denominó ayer el portavoz del comisario de asuntos económicos, Olli Rehn, por la presencia en este equipo de representantes también de la Autoridad Bancaria Europea, si llegarán. "Pónganle el nombre que quieran. Si van cuatro puede ser cuarteto. De lo que se trata es que los que prestan la ayuda tengan un informe de las instituciones relevantes para tomar decisiones cuando se reúnan", aclaró.

Según la hoja de ruta, una vez que España presente formalmente la solicitud de rescate al Eurogrupo, se activará un mecanismo que incluye la presentación de un análisis comunitario que servirá de base al memorándum de entendimiento que tendrá que firmar el Gobierno español, una especie de contrato en el que quedarán negro sobre blanco las condiciones, a cambio de las ayudas para las entidades que lo requieran. "Ahí podrán abordarse elementos que van más allá de los bancos que necesiten la inyección de capital público. Aspectos que tienen que ver con la regulación, la transparencia y la supervisión del sector", explicó Altafaj. Habrá condiciones para el conjunto del sector con exigencias que podrían ir desde la revisión del sistema financiero al cierre de oficinas, despido de trabajadores, prohibición de dar dividendos e incluso cambios en las reglas sobre los préstamos hipotecarios.

Además, si las autoridades españolas no cumplen con los objetivos de reforma y reducción del déficit público el Eurogrupo podría llegar a suspender en el futuro los pagos del rescate. "La implementación de los compromisos se revisa regularmente por el Eurogrupo en función de un análisis de la Comisión de acuerdo con el BCE, EBA y FMI. En ese momento el Eurogrupo tiene la posibilidad de certificar que se cumplen las condiciones para seguir dando la ayuda o no", reconocieron fuentes comunitarias. Es decir, si bien el control de la temida troika será más "suave" España tendrá que seguir aplicando a rajatabla los ajustes exigidos para rebajar el déficit al 3% en 2014, lo que significa un aumento del IVA y otra vuelta de tuerca en la reforma de las pensiones, como pidió Bruselas en mayo. Aun sigue habiendo muchas incógnitas. Para empezar, si los intereses del préstamo computarán o no como déficit, lo que podría agravar la situación de las cuentas públicas y requerir de nuevos tijeretazos. Tampoco se conoce el tipo de interés al que se concederá la ayuda -Bruselas considera razonable un tipo de entre el 3 y 4%- ni de dónde procederá, si del mecanismo europeo de estabilidad que todavía no ha sido ratificado o del fondo de estabilidad financiera.