Donostia. ¿Es necesario activar un plan de relanzamiento de nuevos sectores como en la crisis de los 90?

El mensaje más positivo que podemos trasmitir es que hay futuro. Hay un futuro tremendamente esperanzador. La base de la que partimos en Euskadi, permite hacer, precisamente de las necesidades y de las demandas sociales, las grandes oportunidades y las fuentes de riqueza y de empleo de futuro. Tenemos mucho camino que recorrer. Los clúster tienen que seguir avanzando en esa interacción entre distintas industrias, aplicaciones de tecnologías de la información, a todo lo que estamos haciendo en las distintas actuaciones. La industria del automóvil, la energía, aeronáutica, y la del acero no forman parte de ningún sector maduro. Lo que pasa es que hay cosas diferentes que hacer. Hoy un coche está más determinado, probablemente, por la electrónica y por la energía que por la mecánica y tiene que combinar con todo eso. Las ciudades, los espacios urbanos en los que vivimos, son una fuente de riqueza extraordinaria. Diseño, arquitectura, nuevas maneras de relacionarnos, movilidad, sistemas de control, gestión, medio ambiente... Por no citar basuras y residuos urbanos, el envejecimiento, la salud... Tenemos en este país una cantidad de espacio por crear nuevas iniciativas, nuevas actividades y nuevas maneras de hacer las cosas.

¿A esa filosofía responde la constitución del Grupo Fénix, de la que es uno de sus socios, para la explotación de yacimientos de gas?

Hemos hecho una apuesta muy compleja en la que queremos construir un proyecto para y desde Euskadi, pero somos conscientes de que el mercado del gas no está aquí, sino en Estados Unidos, Colombia y Venezuela. Nosotros no nos hemos metido para hacer lo mismo que están haciendo otros. Habrá que perforar pozos, pero con otro tipo de equipos y componentes y con otras soluciones medioambientales distintas. Queremos desarrollar esa nueva tecnología para que en un plazo medio, que puede ser de dos a tres años, podamos trasladarlo a Euskadi, para que sea el espejo de ese desarrollo tecnológico.

¿Se trata de que sea un proyecto tractor para la industria vasca?

Es nuestra aplicación del modelo de clusterización. Lo que hemos montado en otras actividades, hacerlo en el universo del gas. No solamente se trata de poseer el conocimiento y que su base esté en Euskadi. En ese objetivo hemos tomado algunas participaciones en algunas empresas fundamentalmente en Estados Unidos, Colombia y Venezuela.

¿Cuál es el periodo de maduración?

Empezamos el pasado mes de agosto. Creemos que en tres años estaremos en el punto de inflexión, lo que no quiere decir que hasta dentro de ese tiempo no haya nada. En este momento, ya tenemos cosas. No tenemos esa obsesión o prisa por tener el proyecto cerrado mañana mismo, si podemos fabricar algún componente dentro de tres meses en Euskadi, lo vamos a hacer. Estamos con esa intención y es probable que empecemos con alguna pequeña operación. Como grupo se van dando cosas y habrá alguna noticia en no demasiado tiempo que tendrá repercusiones en Euskadi. Es un proyecto que se tiene que desarrollar en el exterior para poder conseguir que aquí florezca.

¿Cree que con los problemas de financiación de las empresas es necesario un banco público vasco?

Creo que podría ayudar a procesos de capitalización y de reconversión de muchas empresas, así como a las entidades financieras. Creo que la combinación público-privada la vamos a necesitar cada vez más en muchos proyectos industriales. Este es el modelo vasco que nos ha traído hasta aquí.