Madrid. El Gobierno admitió ayer que su segunda reforma financiera se tramite en el Congreso de los Diputados como proyecto de ley, como había pedido la oposición, lo que ha permitido su convalidación con la abstención del PSOE y CiU, que ahora pueden presentar enmiendas. Con este movimiento, que buscaba que los socialistas no votaran en contra, el decreto ley de saneamiento de los activos inmobiliarios de la banca fue convalidado en el Congreso tras recibir 178 votos a favor de PP, Coalición Canaria y UPN, 123 abstenciones de PSOE y CiU y 28 votos en contra (incluidos PNV, Amaiur y Geroa Bai). Eso sí, la tramitación del texto como proyecto de ley se aprobó por unanimidad.

Durante el debate en el Congreso, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ya se mostró dispuesto a que la norma se tramitase como proyecto de ley con el objetivo de conseguir la abstención del PSOE. A cambio, el partido socialista pedía el compromiso de que el texto incluyera una garantía de que "ni un euro público se va a perder" con el rescate de las entidades, tal y como explicaba el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Además, el PSOE quiere que el texto considere no sólo la situación de los bancos sino también de las familias, las necesidades de crédito de las pymes, o los ahorradores que compraron participaciones preferentes y que buscan una solución a sus problemas. El principal grupo de la oposición también espera que el Gobierno convoque una conferencia de presidentes autonómicos para debatir sobre sanidad y educación, y no sólo sobre el sistema financiero.

posturas El real decreto convalidado en el Congreso exige a las entidades españolas aumentar sus provisiones en unos 28.000 millones para cubrir el riesgo de sus activos inmobiliarios teóricamente sanos, después de que hace tres meses se obligara a atesorar unos 54.000 millones para los activos problemáticos. Y ante las dudas entre los parlamentarios de si será suficiente, de Guindos dijo que en un mes se conocerán las necesidades de financiación de la banca española, aunque no será hasta finales de julio cuando concluya la auditoría del conjunto de las entidades.

Sin embargo esta estrategia recibió críticas por parte de algunos diputados, como Pedro Azpiazu, del PNV, quien considera que con ello se demuestra que el Gobierno "no se fía del Banco de España ni tampoco de los informes de auditoría de las entidades elaborados por las mismas compañías a las que ahora se les encarga el análisis".

Aunque, sin duda, las críticas mayoritarias se centraron en el grupo BFA-Bankia, porque varios representantes políticos señalaron que la ciudadanía no entiende que se rescate una entidad mientras se recorta el presupuesto en sanidad o educación. Coalición Canaria y BNG plantearon como una oportunidad la creación de una banca pública con todas las entidades nacionalizadas, cuyas subastas parecen difíciles en este momento tal y como advirtió el PNV. En lo que sí coincidieron todos los grupos es en volver a pedir que se depuren responsabilidades en el caso Bankia.