Madrid. El Gobierno central y la nueva dirección de Bankia se vieron obligados ayer a salir a la palestra para asegurar la viabilidad de la entidad y negar que se esté dando una salida masiva de activos por parte de los ahorradores, lo que podría llevar a una especie de corralito en la entidad. El ejecutivo de Rajoy, ahora socio mayoritario de Bankia con el 45% tras la nacionalización de su matriz (BFA), aseguró que el Estado invertirá lo que haga falta para garantizar la viabilidad de la cuarta firma financiera del país en activos. Por su parte José Ignacio Goirigolzarri, nuevo presidente del banco, trataba de frenar la debacle de las acciones en bolsa (llegaron a caer cerca de un 30%) con un mensaje de fortaleza: "Todos nuestros clientes se tienen que encontrar muy confiados, muy seguros, porque Bankia es una entidad tremendamente sólida".

Estos mensajes llegaron como consecuencia de una jornada bursátil "de infarto" para la entidad, que llegó a perder más de un 29% en algunos compases de la sesión. Al cierre de la jornada, moderó su desplome y cerró con un retroceso del 14,08%, hasta 1,42 euros por acción.

declaraciones Desde su salida a bolsa en julio del año pasado, los títulos de Bankia han caído más del 68% y desde que comenzó el año, un 60,45% tras acumular diez jornadas consecutivas en negativo. Pese a todo, el presidente de la entidad volvió a enmarcar estos movimientos en un momento económico "sumamente convulso" y, en declaraciones a Efe-TV, aseguró que en los últimos días la actividad del grupo ha sido "básicamente normal".

Para corroborar este discurso la propia Bankia emitía un comunicado en el que negaba que se estén dando salidas masivas de capital. "La evolución de los depósitos en la primera quincena del mes de mayo tiene un carácter sustancialmente estacional", explicaba después de conocerse que en los últimos días se han esfumado más de 1.000 millones de euros en ahorros de clientes. Pese a reconocer la veracidad de esta cifra, Bankia, basándose en la supuesta solvencia del grupo, trasladó a sus clientes que "pueden estar absolutamente tranquilos".

La entidad, que ha prescindido de su director financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, y del director general adjunto de auditoría interna, Miguel Ángel Soria (a quienes responsabiliza del echo de que la última auditoría esxterna no estuviera firmada por Deloitte, la empresa que se encargó de hacerla), manifestaba también que no prevé que el saldo de depósitos registre "cambios sustanciales en los próximos días".

En la misma línea, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, negó que haya una salida generalizada de depósitos en Bankia, que, en su opinión, cuenta con "un nuevo proyecto que reúne todos los requisitos para ser un éxito de futuro". Además, recordó que Bankia contará con el apoyo del Estado, que "aportará el capital necesario para garantizar su viabilidad".

Desde Valencia, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, afirmó también que el PP garantiza a todos los que tienen depósitos en Bankia que "los van a seguir teniendo".

¿Descapitalización? Pero todos estos llamamientos son papel mojado teniendo en cuenta los datos: la espantada de los inversores se reflejó en la acción de Bankia, y operadores de bolsa advertían de que la propia correduría del grupo estaba siendo el mayor vendedor de la sesión. En concreto, el bróker de Bankia se había deshecho de 1,5 millones de títulos hacia el mediodía, más del triple que el segundo mayor vendedor, según fuentes consultadas por Efe.

Además, la información recogida de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) demuestra que Bankia aumentó su autocartera entre el 7 y el 10 de mayo, en 15,55 millones de acciones propias por 33,25 millones de euros, justo cuando Goirigolzarri relevaba a Rodrigo Rato en la presidencia. En declaraciones a Efe, los analistas de Renta 4 explicaron que es imposible saber cuándo tocará suelo la acción de Bankia, ya que existe "pánico" entre los inversores, que actualmente no se fían de la valoración de la entidad.