DONOSTIA. Este testigo ha explicado hoy en la novena sesión de este juicio que tuvo una relación de amistad con el exjefe de la oficina tributaria de Irun acusado y con su esposa, Rosa Cobos, a los que no ve desde 2007, y una de carácter profesional con Pedro Atristain, el otro procesado.
Ha recordado que en 1999 compró la empresa Bisector, propiedad de unos familiares de José María Bravo -por la que se pedían unos 3.000 euros que cree que no pagó-, ya que existía una posibilidad de reventa y era una forma además de evitar a los allegados del acusado los gastos por la extinción de la compañía, que según ha señalado tenía un activo y pasivo "por igual".
Ha señalado que finalmente no la vendió hasta 2010 y que desconoce por qué se dató por insolvencia en 2004 una deuda de 21.000 euros que la empresa tenía pendiente con Hacienda, cuyo expediente fue enviado desde San Sebastián a la oficina de Irun, donde seis días después se declaró la insolvencia.
Mariano Bravo ha asegurado que era solvente y habría podido pagar la deuda si se hubiera derivado la responsabilidad hacia él, y ha añadido que lo normal es intentar cobrar antes de datar la insolvencia, pues a posteriori entiende que es "raro" que se produzca una derivación.
Bravo, que inicialmente fue imputado por la jueza instructora, que luego rectificó al no pedir la imputación el fiscal, ha afirmado que no supo nada de ese procedimiento de baja por insolvencia hasta 2007, cuando declaró durante la instrucción del caso.