Vitoria. La rebaja en la calificación aplicada el viernes por Standard and Poor's a media Europa ha espoleado a algunos líderes, entre ellos Angela Merkel, en su demanda de profundas reformas que permitan mantener a salvo el euro. Pese a restar gravedad a la decisión de la agencia, la canciller alemana aprovechó la resaca del varapalo de S&P para indicar que es necesario que se apruebe cuanto antes el pacto fiscal y que se ponga en marcha el MEDE -Mecanismo Europeo de Estabilidad Permanente, que sustituirá al FEEF- para salvaguardar el futuro de la Eurozona.

Las distintas voces con peso en Europa expresaron ayer, por un lado, cierta sorpresa y disconformidad con la decisión de S&P. Fue el caso del comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, quien afirmó que la agencia "no tuvo en cuenta los progresos actuales" en la eurozona. Barnier aseguró que sigue "sorprendido" por el anuncio y defendió los esfuerzos llevados a cabo por las economías de Europa "para controlar el gasto público y para crear normas comunes que garanticen la unión económica y presupuestaria", aseguró.

"Más allá de esta nota, que es sólo una opinión entre otras, lo importante es la evaluación económica, objetiva, que estamos haciendo de la situación actual", zanjó Barnier.

Tal vez el mensaje más pesimista lo envió ayer el Banco Central Europeo (BCE), que calificó la decisión de "golpe arrollador" a la zona euro, que, a su juicio, ha tenido un efecto particularmente "problemático" en Italia -que ha visto recortada en dos peldaños su nota de solvencia-, dadas las importantes necesidades de refinanciación del país transalpino, explicó el miembro de la junta de Gobierno del BCE, Ewald Nowotny. "Sabemos que Italia va a necesitar una cantidad significativa de refinanciación a lo largo de este año y sus bancos también. En momentos tan difíciles e inquietos puede ser un problema, y en mi opinión esta importante degradación de Italia es uno de los aspectos más difíciles y problemáticos de este golpe arrollador de las agencias de calificación", explicó el portavoz del BCE.

Menos trágica se mostró Angela Merkel, quien prefirió restar peso a la decisión de S&P llegando a reconocer que no ha sido una sorpresa por el debate suscitado durante la semana -Alemania es uno de los pocos países europeos que mantiene la máxima calificación AAA-. No obstante, la canciller dijo que Alemania "toma nota" y evidenció que "los países de la eurozona tienen un largo camino por delante hasta recuperar la confianza de los inversores". "Ahora estamos obligados a implementar rápidamente el pacto fiscal -que se ha anunciado para finales de mes-", afirmó Merkel durante una reunión de la cúpula de su partido.

Asimismo, Merkel explicó que es necesario implementar el Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE, "lo más pronto posible", ya que se trata de "un paso muy importante para la confianza de los inversores", dijo sobre el mecanismo de rescate permanente que sustituye al fondo europeo de rescate actual o FEEF.

Sobre este organismo, la canciller indicó que su nota de solvencia, en entredicho al verse afecta la calificación de grandes potencias como Francia o Austria, no tiene por qué verse perjudicada. "El trabajo del FEEF no se verá afectado. No veo ninguna necesidad de hacer nada respecto al FEEF", dijo sobre el posible encarecimiento de sus costes de financiación. Más crítico que Merkel se mostró el ministro de Asuntos Exteriores alemán, el liberal Guido Westerwelle, quien pidió "agencias de rating europeas e independientes que no respondan a intereses políticos y económicos a costa del euro y de Europa", aseveró.

posible recesión Por otro lado, Standard and Poor's dio a conocer ayer que hay un 40% de posibilidades de que la zona euro entre en recesión en 2012. Según indicó un portavoz de la agencia, el crecimiento negativo de los países que comparten el euro podría alcanzar el 1,5% de media, aunque la actividad económica podría reactivarse en el segundo semestre del año.

De hecho, la misma agencia indicó ayer que baraja recortar la nota de Bélgica. De cara al futuro, diversos analistas explicaron a Efe que la rebaja a nueve estados del viernes puede extenderse a otras administraciones y al sector privado. El economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, explicó ayer que la decisión de S&P supone una "bomba de racimo" que tendrá un impacto fuerte y negativo sobre los mercados. Las consecuencias en las principales bolsas del mundo se conocerán mañana.