vitoria. El Gobierno Vasco sigue adelante con su intención de explorar las posibilidades económicas que parece esconder Álava en su rico patrimonio natural. 30.000 millones de euros. Ése es el valor que el Ejecutivo liderado por Patxi López estima que las arcas vascas podrían recibir de la comercialización del gas natural acumulado en el subsuelo. Y por eso, pese a la alarma despertada entre los colectivos ecologistas que ya comparten incluso algunos partidos de la oposición, Industria pretende seguir adelante con este proyecto y poner en marcha los trabajos de exploración en este primer trimestre de 2012, para lo cuál ha destinado una primera partida de 100 millones de euros.

El hallazgo de un yacimiento de gas no convencional en el subsuelo de Álava fue anunciado el pasado mes de octubre por el Ejecutivo autonómico, que ahora se afana en preparar las labores de exploración que se realizarán en dos pozos.

Así lo explicó ayer el viceconsejero de Industria y Energía e Industria, Xabier Garmendia, quien detalló que estos primeros sondeos estarán destinados a comprobar la viabilidad técnica, económica y medioambiental del proyecto.

Precisamente, las dudas sobre el impacto ambiental del proceso de extracción del gas natural han suscitado la reacción de colectivos ecologistas y algunos partidos ante el proyecto; unas dudas razonables no definitivamente resueltas que no son baladíes ya que, pese a lo goloso del proyecto, un error podría contaminar las reservas que suministran a la mayoría de los alaveses de uno de los bienes más preciados: el agua.

no, si hay riesgo El Gobierno Vasco responde asegurando que no se llevará a cabo la explotación del yacimiento si esta exploración previa demuestra que los riesgos de impacto sobre el entorno son elevados. "Vamos a actuar de manera absolutamente rigurosa y escrupulosa en el aspecto técnico y en el económico y, desde luego, si existe el más mínimo riesgo medioambiental, el gas no se explotará. Si fuese posible cumplir estas tres viabilidades, sería una extraordinaria noticia para Euskadi", subrayó.

Aun así, el proyecto parece estar ya tan avanzado que Industria ya tiene decidida la ubicación de al menos el primero de los pozos de extracción previstos, que se excavaría a unos 10 kilómetros de Vitoria, próximo a la carretera N-1.

afectación El gas no convencional, el que se pretende obtener, es el que se utiliza a nivel doméstico y, según el consejero, sólo se diferencia de éste por la técnica de extracción: la raíz aquí de la polémica. La roca que contiene el gas no convencional, al no ser permeable, no permite que el combustible fluya, por lo que precisa de una estimulación artificial. La técnica es la llamada fracturación hidráulica o fracking, que consiste en introducir en el pozo un fluido a tal presión que supere la resistencia de la roca que se quiere perforar, de tal manera que origine pequeñas grietas en la piedra por las que pueda discurrir el gas que se hallaba estancado. Dicho fluido está compuesto en un 95% y en un 5% por arena silícea y diversos aditivos como bactericidas u otros, que son los que preocupan a los ecologistas, y que "en cualquier caso, serían sometidos a la autorización correspondiente", subrayó Garmendia.

Por su parte, el director de la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi, Juan Cruz Vicuña, aseguró que la fracturación hidráulica "no va a producir ninguna afectación medioambiental" en el subsuelo, aunque admitió que, en la superficie, habrá afecciones -principalmente ruidos y detonaciones- que calificó de "perfectamente admisibles".