secretario general de SEA empresarios alaveses

vitoria. En plena resaca electoral, a la espera de que el nuevo Gobierno popular se atreva a adoptar reformas de calado y después de la presentación del último barómetro industrial de SEA, que advierte de que uno de cada tres empresarios tiene previsto reducir sus plantillas en los próximos meses, su secretario general, Juan Ugarte, advierte que ha llegado el tiempo del "compromiso" y la "unidad de acción" para soportar la actual situación.

No hay dinero y es momento de los recortes, pero desde la empresa privada se pide un impulso a la reactivación económica, más inversión...

Creo que ahora toca hacer piruetas presupuestarias y dentro de ser supercautos en el gasto, orientarlo allí donde podamos activar la economía para generar empleo.

¿Qué se puede hacer desde las instituciones?

Cada uno dentro de lo que legalmente le corresponde puede poner su granito de arena. Hay dos reformas importantes que les corresponde, la reforma del marco laboral y la política fiscal. Ambas hay que ponerlas en valor porque persiguen la creación de empleo y el fomento de la actividad.

¿Les ha sorprendido el pesimismo generalizado entre los empresarios alaveses o ya se lo temían?

No sé si es pesimismo porque creo que el empresariado alavés es optimista por naturaleza, pero es cierto que tenemos que ser realistas. Ha habido un parón en la leve recuperación que veníamos viendo...

De un año a esta parte las empresas que ven su futuro un poco más incierto han crecido. ¿Cómo está exactamente la situación?

La realidad es que esto se está haciendo muy largo. Llevamos ya prácticamente tres años y medio de crisis, en una situación muy débil de pedidos y facturación que, lógicamente, en la medida en que no cambie será cada vez más compleja.

Hay dos problemas detectados que parecen muy claros, la debilidad de la economía española y la dificultad de cobrar. Respecto al primero, ¿qué alternativas existen más allá de la internacionalización?

Hay una realidad que nos puede gustar o no pero que es la que es: el 70% de los bienes y servicios que se generan en Euskadi se consumen en el Estado, con lo que sólo estamos orientando a los mercados externos el 30%. A partir de ahí la receta de la internacionalización es válida, sin duda, pero tampoco se puede conseguir de la noche a la mañana.

Las administraciones no pagan. Ése sí que es un problema muy grave...

Sí, efectivamente hay dificultades de cobro con las administraciones públicas, que en muchos casos está generado por otro problema que es la dificultad de financiación.

En materia de empleo, ¿espera que el PP meta mano de verdad?

Hay que conseguir que las empresas perduren y hay que buscar modalidades de contratación que faciliten la incorporación de nuevos empleados a aquellas empresas que vayan mejorando. Y por supuesto la fiscalidad hay que ponerla al servicio de la creación de empleo y de riqueza.

En el caso de Mercedes, ¿el esfuerzo de los sindicatos con la dirección es un ejemplo para otras empresas de este tipo?

Sin duda. Creo que Mercedes es un ejemplo muy claro de que cuando se quiere, se puede, tanto en las grandes como en las pequeñas.

¿Cuál es el grado de interlocución que tienen con los sindicatos?

El nivel es bueno.

¿Con todos?

Hay centrales con las que es más fácil entenderse y otras como las nacionalistas que es más difícil porque están más a hacer política que a defender a los trabajadores.

¿Por qué lo cree?

Por lo que le estoy diciendo de que están defendiendo unos intereses que van más allá de la representación de los trabajadores. Si no, tal y como están las empresas, igual que llegamos a acuerdos con unos llegaríamos a acuerdos con ellos.

¿Puede repetirse el escenario de que haya sitios donde no se den acuerdos y se tengan que seguir prorrogando los anteriores?

Ahora mismo mantenemos las mesas que nos toca negociar abiertas porque nos gusta negociar hasta el final, pero no es fácil propiciar acuerdos por la situación de las empresas. Ahora no se pueden plantear reducciones de jornada y los incrementos salariales no queda otra que ligarlos a la productividad, es decir, nos tenemos que olvidar de la vieja solicitud del mantenimiento del nivel adquisitivo basado en referencias al IPC.