Bruselas. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, defendió ayer los eurobonos como la mejor fórmula para atajar la actual crisis de la deuda en la eurozona y criticó al Gobierno alemán por rechazarlos de antemano. "Considerar que esta propuesta va en contra de un gobierno o de un Estado miembro es completamente inoportuno y sería también poco apropiado pensar que un debate va en contra de un Estado miembro específico, la economía más importante", señaló Barroso en rueda de prensa. Previamente, el gabinete que preside había presentado a la Eurocámara las tres fórmulas que baraja para la emisión de deuda conjunta de los 17 países de la eurozona (los llamados eurobonos) que, en cualquiera de sus versiones, solo sería factible si se vinculan a una mayor disciplina presupuestaria.
Para Barroso "no es solo justo sino también un deber" de la Comisión Europea presentar un análisis "sensible, racional y objetivo de temas que son importantes para atajar la crisis de la deuda. No hay en absoluto intención alguna de crear polémica", añadió el presidente de la CE, quien aseguró además que "no hay ningún país en contra" de la propuesta, dado que en sus consultas ha tenido la percepción de que "los bonos están ganando terreno" y que las preocupaciones de Alemania se refieren más al momento en que se abre el debate que al principio en sí. "Si es solo eso, eso significa que no hay un rechazo con respecto al principio", sostuvo Barroso.
Clara Sin embargo la canciller alemana, Angela Merkel, había reiterado horas antes ante el Parlamento alemán, su reticencia a los eurobonos como herramienta para superar la crisis de la deuda calificando de "lamentable e inadecuado" que la Comisión Europea haya puesto el tema en el centro de la discusión. "La idea que sigue flotando es que a través de la colectivización de la deuda se pueden superar los problemas estructurales de la Unión Monetaria y eso es precisamente lo que no puede funcionar", dijo.
Frente a esto Barroso destacó que la intención de la Comisión es abrir un debate y "si algunos se avienen, genial, y si algunos no lo hacen, también tienen derecho a opinar, pero no creo que sea apropiado, en respeto de las prerrogativas de todas las instituciones, que se afirme desde el principio que no debe celebrarse ese debate" sentenció. El presidente de la CE endureció sus críticas al afirmar que "los demás países también escuchan propuestas de algunos Estados que no les gustan", en lo que ha sido interpretado como una denuncia velada a Alemania y Francia. "Algunas de ellas han sido extremadamente negativas, han aumentado la falta de confianza, han creado confusión y han hecho que sean menos creíbles", añadía.