Vitoria. Suenan tambores de guerra en Michelin. Igual que en las negociaciones de 1993 y 1997, cuando una situación de crisis tan complicada como la actual y una empresa sobre todo hundida en pérdidas llevó a los trabajadores a detener la producción durante varias semanas, con las cuantiosas pérdidas que ello supuso para el gigante francés. Hoy, casi 15 años después, la historia vuelve a repetirse, aunque con un matiz sustancial, las cuentas de la empresa presentan esta vez pingües beneficios. Según expone el comité de empresa, Michelin multiplicó por dos en España sus resultados en 2010 y lo hizo por diez en el resto del mundo, un punto de partida favorable para encarar una negociación que, sin embargo, contrasta con la oferta presentada a la plantilla, calificada como "inaceptable". En este contexto y en plena negociación del convenio, los 8.000 trabajadores de Michelin en España -3.200 en Vitoria- ya han advertido de que sólo aceptarán una oferta que sea "razonable" y esté "en consonancia con la situación económica de la empresa". Todo lo que se aparte de esta exigencia será interpretado como una vergonzosa provocación.

Ayer, 45 días después del ultimátum de Aranda de Duero -donde Michelin anunció su propuesta de mínimos: congelación de los sueldos y pluses para los dos próximos años y una subida del 1,5% para los dos siguientes, amén de una paga no consolidable de 500 euros para los próximos cuatro años, entre otros-, todas las centrales sindicales (CCOO, UGT, CSIF, ELA, LAB, CGT y ESK) decidieron en una resolución sin precedentes endurecer sus posturas y elevar la tensión social en todos los centros productivos. Lasarte, Vitoria, Aranda de Duero y Valladolid pararán durante una hora los próximos 9, 16 y 23 de noviembre, una medida asumible por la compañía desde el plano económico pero no desde el logístico, dado que en esos días Vitoria podría dejar de producir unos 100.000 neumáticos para coche.

La medida de fuerza es transitoria. "Se trata de que la dirección entienda nuestra posición crítica y, de paso, que todos los trabajadores sepan de primera mano lo que está pasando", sostiene a este periódico el secretario general de Michelin España, Marcial Moreta. A partir de ahí, si la situación no avanza, y es la empresa quien ha de dar ese paso, aseguran los sindicatos, las posturas se radicalizarán y los paros aumentarán, por horas o por días. Y eso sí que será un desgaste económico de cierta envergadura para la compañía. "Nos va a costar mover la posición de la empresa, pero no vamos a parar hasta que ceda y plantee una oferta razonable a los trabajadores", insiste este veterano sindicalista curtido en cientos de negociaciones.

Mil euros menos al año A juicio de Alberto Alonso, compañero sindical de UGT, una propuesta como la presentada por Michelin tal vez podría tener sentido en un contexto de graves pérdidas económicas o de producción, "pero nunca en la situación actual, donde la empresa no arrasta pérdidas desde 1993". Por eso desde ésta y el resto de centrales se exige a la multinacional francesa "corresponsabilidad" en este proceso negociador y, cuando menos, "el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores", dado que las condiciones planteadas desde Francia supondrían la pérdida de unos mil euros al año por operario, calculan los sindicatos.

¿Qué ha cambiado en la firma francesa para alterar de un tiempo a esta parte y de forma unilateral las reglas de la negociación? Para el representante de UGT, la base del conflicto se encuentra en la "nueva filosofía de gestión de la empresa", menos familiar e industrial que la que históricamente siempre propició la familia Michelin y, desde luego, mucho más volcada ahora en la figura del accionista, clave en el desarrollo del Grupo. "Ya no es cuestión de ruedas, sino de resultados y beneficios, de dónde exprimir todo lo que se pueda para satisfacer la retribución de los accionistas", lamenta Alonso.

A la espera de esas primeras jornadas de paro, la plantilla de Vitoria volverá a movilizarse mañana frente a la fábrica a partir de las 12.45 horas, al igual que hizo en las últimas dos semanas. Será la medida de protesta previa al primer paro de la producción, previsto para el miércoles 16, para el que los sindicatos esperan una respuesta mucho más masiva que la de 1993. Llegados a este punto, la plantilla lamenta haberse visto obligada a tomar esta decisión y acusan directamente a Michelin y su postura "inmovilista" de haberles impulsado a ello. Sin embargo, aseguran que no habrá marcha atrás. "Por desgracia muchas veces para poder ganar tenemos que perder primero", avisa el portavoz de Comisiones Obreras.