MADRID. En rueda de prensa, el director de FUNCAS, Carlos Ocaña, acompañado por otros directivos de la Fundación de las Cajas de Ahorro, ha presentado el último número de Cuadernos de Información Económica, "El ahorro que no nos llega".

En el informe se pone de manifiesto que el ahorro estatal obtuvo su máximo histórico en 2003 con un 23,4 por ciento del PIB y entonces empezó a descender hasta alcanzar el 18,8 por ciento en 2010.

Ocaña ha indicado que el excesivo endeudamiento de la economía española, tanto de las familias, como de las empresas y de las administraciones públicas, es de los más altos del mundo y que éste es un impedimento para salir de la crisis, ya que la reducción de deudas "avanza despacio".

Ha augurado que se puede tardar siete años en salir de la crisis y se ha referido a las "acusadas" diferencias en el ahorro que hay entre las comunidades autónomas.

Ángel Laborda, director de Coyuntura, ha dicho que en España se ahorra "igual o más" que en la zona media de los países europeos, lo que ocurre es que se invierte "mucho menos".

En cuanto al ahorro de las familias, ha continuado, creció estos años pasados por la bajada de impuestos, la caída de la inflación y el descenso en el consumo, mientras que en 2010 y 2011 han subido los impuestos, aumentado la inflación y recortado prestaciones sociales.

A su juicio, la tasa de ahorro está en un nivel medio histórico y no es previsible que siga bajando, al igual que la renta disponible, "que tampoco va a crecer, por lo que no cabe pensar que el consume se reactive".

Ha añadido que "más espectacular" es el ahorro de las empresas", que en los años de expansión, hasta 2007, bajó mucho porque desde la entrada en el euro ha habido "financiación ajena cuantiosa y a un interés bajísimo" y una vez que esta situación varió las empresas han multiplicado su ahorro y recortado las inversiones.

El "desplome" en el sector público lo ha atribuido a la caída en la recaudación de impuestos, al aumento de las prestaciones sociales y a que 2010 fue un año preelectoral, por lo que a las administraciones "les es difícil tomar medidas duras" de ajuste y cumplir con los objetivos de déficit.