BRUSELAS. Esta factura incluye 6.200 millones de euros por la depreciación de la cartera de deuda soberana de la banca (menos de un 3% en el caso de los bonos españoles, según Moncloa) valorada a precios de mercado a fecha del 30 de septiembre de 2011.

Las entidades afectadas por este ejercicio son el BBVA, el Santander, CaixaBank, Bankia y el Popular, aunque la Autoridad Bancaria no detalla las cifras entidad por entidad.

El Gobierno reduce estas necesidades hasta los 17.000 millones de euros una vez que se admitan como capital de calidad los bonos convertibles. Las entidades españolas "cuentan con unas obligaciones obligatoriamente convertibles por un importe de alrededor de 9.000 millones, que podrán utilizar para cumplir con sus nuevas obligaciones", ha dicho Moncloa en un comunicado.

Las necesidades de la banca española suponen alrededor de la cuarta parte del total de 106.400 millones que costará la recapitalización de las entidades sistémicas europeas. España es el segundo país con mayores necesidades de recapitalización, sólo por detrás de Grecia (30.000 millone).

Los bancos italianos necesitarán 15.000 millones de euros, mientras que las necesidades de capital de Alemania ascienden a 5.100 millones y las de Francia a 8.800 millones. Los bancos británicos ya cumplen las exigencias de la EBA.

Los líderes europeos han pedido a las entidades que se recapitalicen antes del 30 de junio de 2012. En primer lugar, deberán recurrir al mercado privado. Si no logran los fondos necesarios, tendrán que pedir ayudas nacionales. En caso de que el Estado miembro no pueda prestarlas, podrán recurrir al fondo de rescate de la UE.

Durante el periodo en que no cumplan los requisitos de capital, los bancos tendrán que restringir el pago de dividendos y bonos. Las entidades tendrán que presentar al Banco de España un plan de recapitalización a finales de 2011.

El Gobierno se ha mostrado convencido este miércoles de que los bancos españoles que necesiten más capital podrán lograrlo en el mercado. "Este colchón de capital es excepcional y extraordinario y por tanto no tendrá ninguna implicación para la contabilización de las cuentas de las entidades ni afectará la oferta de crédito futura a las administraciones públicas", ha sostenido el Gobierno.

La definición de capital de calidad utilizada por la EBA es la misma que en las pruebas de estrés realizadas en julio, en las que no se aceptaron las provisiones genéricas de la banca española.