Estrasburgo. El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, confirmó ayer ante la Eurocámara que propondrá próximamente opciones para lanzar títulos de deuda europea común, un anuncio que permitió a las bolsas respirar y cerrar con moderadas subidas.

La vieja idea de los eurobonos, que aún rechaza con fuerza Alemania y con la boca pequeña el Banco Central Europeo (BCE), ha tenido siempre el apoyo de la mayoría del Parlamento Europeo (PE), que recibió con aplausos el anuncio de Barroso. "Confirmo que presentaremos en breve una propuesta con las distintas opciones que existen para la introducción de los eurobonos", había dicho el presidente de la CE. Algunas de ellas "conllevan modificar los tratados, otras no", añadió antes de advertir de que los títulos europeos no serán "la panacea". "Los eurobonos no solucionarán los problemas más urgentes, no harán que Grecia deje de tener que cumplir con sus obligaciones ni hará que el resto de la eurozona deje de implementar reformas", explicó el jefe del Ejecutivo comunitario.

Al finalizar el debate el comisario de Economía, Olli Rehn, insistía en ese mensaje: "Existen grandes expectativas sobre los eurobonos pero la mutualización de la deuda tiene que ir acompañada de un refuerzo de la vigilancia fiscal y de una mayor coordinación económica". En otras palabras: "la introducción de esos títulos tendría consecuencias para la soberanía fiscal de los estados miembros", advirtió.

Federalización El recetario para la salida de la crisis de Barroso y de Rehn pasa igualmente por una "federalización" de la eurozona con el fin de ganar credibilidad y evitar las turbulencias. Para Barroso el "sistema intergubernamental no ha funcionado ni funcionará en el futuro"; para Rehn ha sido el "exceso de intergubernamentalismo y la falta de método comunitario" lo que han limitado las acciones de la Unión Europea frente a la crisis de deuda. Barroso resumió la actual situación de forma gráfica: "La UE es más lenta en su toma de decisiones que los mercados, que son impacientes".

Con este análisis, el mensaje del presidente de la CE es claro y cree que "la crisis de la eurozona solo se solucionará con más Europa", añadiendo que las grandes economías del euro, en velada referencia a Alemania, "deben convencerse que la solidaridad es también en su interés propio".

La pregunta que queda en el aire es cuál es el precio que exigirá Alemania para aceptar entrar a compartir la deuda del resto de socios de la eurozona. Por el momento el posicionamiento es claramente en contra y lo resumió el vicecanciller y ministro de Economía germano, Philipp Rösler, en una sola frase: "Digo expresamente no a los eurobonos".

Austria Además del rechazo alemán, que según los expertos podría solventarse con una modificación del Tratado de Lisboa que ya reconoció ayer el propio Barroso, los planes del presidente de la CE tienen un segundo problema: Grecia. El propio gobierno heleno anunciaba el lunes que sólo tiene fondos para pagar sueldos y pensiones hasta octubre por lo que necesita los 8.000 millones restantes del primer rescate y que la eurozona cumpla el compromiso del 21 de julio y dé luz verde al segundo rescate antes de final de este mes. Pues bien, el Comité Financiero del Parlamento austríaco decidió ayer aplazar hasta octubre la votación sumándose así a lo que también hará Finlandia.