Vitoria. Las cajas de ahorros vascas afrontan una semana decisiva para su futuro. Las tres entidades de la CAV -BBK, Kutxa y Caja Vital- tienen previsto aprobar, si todo va sobre lo previsto, en la reunión de sus consejos de administración a celebrar el próximo jueves 30 de junio, el acuerdo de reparto de capital en la futura entidad resultante de la integración alcanzado por los presidentes de las kutxas en las reuniones que han mantenido estos días tras conocer la valoración de activos realizada por los asesores externos contratados. La propuesta, una vez tenga la luz verde de los respectivos consejos de administración, será trasladada para su aprobación a las Asambleas Generales de todas y cada una de las cajas de ahorros.
Por su parte, Caja Navarra (CAN) espera que esta semana la Comisión Nacional del Mercado de Valores apruebe el folleto de salida a bolsa del banco, Banca Cívica, en el que ha volcado todos sus activos junto con otras cajas del Estado. La integración de las cajas de ahorros de la CAV parte de la premisa de que se realizará en base a la valoración técnica y estrictamente económica de los activos de cada una de las entidades por parte de expertos ajenos, para el caso la firma Asesores Financieros Internacionales (AFI). El resultado, que ha analizado no sólo la foto fija de BBK, Kutxa y Vital, sino unas proyecciones a futuro señala claramente que BBK, con Cajasur y participaciones industriales como Iberdrola, ponderaría hasta un máximo del 64,1%; Kutxa, hasta el 30,3%, y Caja Vital, hasta el 10,7% con unos mínimos de 59,9%, 26,6% y 8,7%, respectivamente.
Estos son los datos económicos para una operación de integración cuyo planteamiento -como ya dijeron los anteriores presidentes en el primer intento de fusión de 2005- se debe a razones estrictamente económicas y de cuya necesidad ya casi nadie duda a la vista de los hechos acontecidos en estos seis años en el sistema financiero del Estado. Ahora, los tres presidentes de las cajas, Mario Fernández (BBK), Xabier Iturbe (Kutxa) y Carlos Zapatero (Vital) están negociando el ajuste final que se escenificará en una última reunión, hoy o mañana, para llevar una propuesta consensuada a sus respectivos Consejos de Administración programados, salvo imprevisto mayor, para el jueves 30 de junio.
Curiosamente, la valoración económica, que es la que es cuestionada por fuerzas como el PP alavés, que solicita ahora que se politice el proceso para primar de forma artificial a una entidad, en este caso Caja Vital, frente a las otras.
No deja de sorprender que una fuerza política como el PP -que se está oponiendo a todos los procesos de integración en Euskadi mientras apoya otros en el Estado- y que es la misma que ha gobernado los territorios donde las cajas de ahorros se encuentran en peor situación, caso, por ejemplo, de las levantinas Bancaja y CAM, quiera supeditar los datos y las razones económicas a planteamientos políticos cuando defiende en el Estado un proceso de despolitización de las cajas de ahorros.
En principio, los datos económicos tendrían que dejar una representación de las tres cajas del orden 60-30-10 en la nueva entidad resultante de la integración. Por razones de operativa comercial y de transparencia en los mercados financieros internacionales en los que una entidad como la caja vasca fusionada tendrían que operar, la figura escogidas por los tres presidentes para llevar a cabo la fusión de las cajas sería la de un banco bajo la figura jurídica de una sociedad anónima.
Ello permite tener un capital social delimitado y acudir a los mercados de capitales con una figura homologable con la mayoría de las entidades financieras de Europa.
El control seguiría estando en manos de las tres cajas de ahorros, que no desaparecen, BBK, Kutxa y Caja Vital que serían los accionistas principales. Se puede fijar estatutariamente límites a la incorporación al banco de accionistas ajenos a las cajas para preservar, algo fundamental, el control vasco de la entidad. Y luego con los dividendos realizar la obra social en cada uno de los territorios.
La ficha bancaria de BBK El hecho de que, en principio, la entidad financiera que integre los activos sea una ficha bancaria que ya posee BBK se ha hecho para poder agilizar el proceso y no deja de ser una anécdota.
Lo importante es que la evolución del sector financiero español desde 2005 es el de una concentración en pocas entidades cada vez de mayor tamaño lo que implica más competencia. Y este mayor tamaño es fundamental para poder tener paquetes de control en empresas vascas significativas sin incurrir en concentraciones de riesgo excesivas, es básico para beneficiarse de economías de escala, para acudir a liderar financiaciones, cobrando mayores comisiones que si se va como mero acompañante, es clave para respaldar proyectos de país con retornos a largo plazo que la banca privada suele evitar, y para ofertar mejores servicios a los ciudadanos vascos.
Es por ello que el proceso de fusión de las cajas vascas concluya con éxito, como bien han señalado desde el primer momento, desde las Cámaras de Comercio, a los sindicatos, pasando por Confebask.
Si todo va sobre lo previsto y los consejos de administración de las cajas dan el visto bueno a la operación, con sus mecanismos de ejecución, su ecuación de canje etc, serán las Asambleas Generales de las tres cajas las que tendrán que aprobar el proceso de fusión. Para ello está previsto su convocatoria en la primera quincena de setiembre.
Las Asambleas Generales de las cajas de ahorros vascas formadas, con la normativa actual, en un 43% por representantes de los impositores, en un 30% por representantes de los municipios con oficinas de la caja en cuestión, en un 20% por representantes de las entidades fundadoras, las Diputaciones forales y los ayuntamientos de Bilbao, Donostia y Vitoria, y en un 7% de representantes de los trabajadores tendrán que aprobar, si así lo consideran porque no hay que olvidar que un anterior proceso de fusión entre BBK y Kutxa fracasó, por mayoría cualificada la integración.