vitoria. De momento son muchas las especulaciones y pocas las certezas que existen en torno al futuro de la gran caja vasca tras el "tsunami nacionalista" -así lo calificó ayer un destacado miembro socialista- que se produjo el pasado domingo. 48 horas después del efecto Bildu, los temores en el espectro económico y empresarial crecen conforme pasan los días. Especialmente en Gipuzkoa, donde la coalición abertzale podría terminar gobernando la Diputación y el Ayuntamiento. La hipótesis no es baladí y las consecuencias económicas, tampoco. El secretario general del PSE-EE de Bizkaia, José Antonio Pastor, manifestó ayer en este mismo sentido que la fusión fría entre BBK, Caja Vital y Kutxa podría complicarse por la entrada en escena de Bildu, que alterará la próxima asamblea de la caja gipuzkoana en la que se votará la integración de la fusión vasca. Así y todo, adelantó Pastor que ésta se ratificará en junio, tres meses antes del calendario planteado por los presidentes, que habrían elegido la primera quincena de septiembre para que las respectivas asambleas votaran la propuesta. Para entonces, los órganos de Gobierno de las tres cajas no estarán conformados, ya que el proceso electoral se producirá, previsiblemente, en la primavera de 2012. El rechazo o la aprobación de la fusión corresponderá, por tanto, a los actuales miembros de la asamblea.

Desde Bildu, por su parte, se trató ayer de restar dramatismo a su victoria y sus intenciones en materia económica, y se abogó por una "fusión rediseñada" que permita a las cajas mantener su sentido social y les proteja de la "bancarización", advirtió Martin Garitano. En materia fiscal, su portavoz sondeó la posibilidad de recuperar el impuesto de Patrimonio y planteó una tasa ad hoc para las grandes fortunas.