Madrid. La riqueza financiera neta de las familias residentes en España, que se mide con la diferencia entre los activos financieros que poseen y los préstamos que tienen concedidos, cayó el 0,8% en 2010 en comparación interanual, según datos publicados ayer por el Banco de España.
Sin embargo, el ahorro financiero de las familias mejoró en tasa intertrimestral por segunda vez consecutiva este año, ya que creció el 3,1% respecto a septiembre, cuando aumentó el 4,6% respecto a junio.
Por el contrario, en los dos primeros trimestres de 2010 se produjeron sendas caídas, del 6,54% en junio comparado con marzo y del 2,58% ese mes respecto a diciembre de 2009.
De esta forma, en términos absolutos, la salud financiera de los hogares se situó en 814.985 millones de euros a finales de diciembre de 2010, 24.545 millones más que en septiembre y 6.495 millones menos que un año antes.
Tras este descenso interanual, el ahorro financiero de las familias representaba el 76,7% del Producto Interior Bruto (PIB) español de 2010, equivalente a 1,062 billones de euros, un porcentaje inferior al 78,1% de un año antes.
Los activos financieros de los hogares españoles -dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores de renta fija- sumaban 1,772 billones de euros al fin del pasado ejercicio, por encima de los 1,768 billones de 2009.
Dentro de los activos financieros, el único que se redujo en 2010 respecto al año anterior fue la inversión de las familias en acciones y otras participaciones (como los fondos de inversión) que cayeron el 8,59% en reflejo de la normal aversión al riesgo en tiempos de crisis.
Por esta misma razón, los activos financieros considerados más seguros, como los depósitos y los seguros de vida-ahorro, registraron incrementos en esos doce meses, si bien no muy elevados, del 3,4% en el primer caso y del 2% en el segundo.
Por su parte, los pasivos financieros de las familias préstamos a corto y a largo plazo y otras cuentas pendientes de pago, como créditos comerciales y anticipos se situaban en 957.706 millones de euros al finalizar el año, un 1,1% más que los 947.220 millones de euros de 2009.
Los préstamos a corto y largo plazo se redujeron significativamente en 2010, lo que provocó que hubiera menos peticiones y que las entidades endureciesen los requisitos para dar fondos y los encarecieran.