vitoria. Ligar el salario a la productividad ¿dificultaría avanzar hacia la conciliación familiar y laboral?

En absoluto, porque a las personas a las que se les permite armonizar el trabajo con su vida privada rinden más. Hombres y mujeres trabajan mejor y más motivados si ven atendidos sus requerimientos personales.

El Gobierno Vasco y varias instituciones locales ya se han manifestado a favor de la medida propuesta por la canciller alemana, Angela Merkel. ¿Qué le parece?

Muy positiva, sin duda. De hecho, nosotros ya llevamos mucho tiempo reivindicándola.

¿La impuntualidad es algo intrínsico a nuestro carácter?

No tendría por qué, pero entre nosotros, en las empresas, hay demasiados ladrones del tiempo. Tenemos que valorar más nuestro tiempo y el de los demás y por eso es necesaria la puntualidad en todos los ámbitos, institucionales y personales. Esa mala gestión que hacemos nos lleva a confundir el estar en el lugar de trabajo con el ir a trabajar. Por eso insisto en que es preciso cambiar esa cultura del presentismo y adecuarla a la filosofía europea. En Finlandia, por ejemplo, cuando un trabajador permanece más tiempo del debido en su puesto sólo se concibe por la existencia de un problema. De lo contrario, está demostrado que en ocho horas se puede ser eficaz y productivo. Lo demás es estar por estar, el "que me vean que me voy el último de la oficina". Y eso es penoso.

¿No cree que un cambio de tal envergadura como el que propone genera demasiado miedo entre empresarios y trabajadores, que rompe con lo establecido?

Más que miedo yo diría que es desconocimiento. Nosotros proponemos horarios flexibles de entrada al trabajo -de 7.30 a 9.00 horas- para acabar por la tarde de cuatro y media a seis y parar a mediodía no más de 50 minutos, que es el tiempo que consideramos más que suficiente para disfrutar de una dieta equilibrada.