Paris. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, advirtió ayer que subir los salarios "sería la última tontería que hay que hacer" porque precisamente los países que mejor han controlado los sueldos, como Alemania, son los que más éxito tienen en la reducción del paro.

En Alemania, señaló a modo de ejemplo Trichet, los sueldos de los funcionarios desde la creación de la moneda única han aumentado un 17%, mientras la media de la zona euro ha sido del doble, y en ese país "consiguen reducir el paro" incluso durante la crisis.

"No podemos hacer nada contra un aumento inmediato de los precios del petróleo o de las materias primas, pero tenemos que luchar contra los efectos de segunda ronda", lo que incluye los salarios pero también los otros precios, argumentó.

Preguntado sobre el descontento que causa la existencia de restricciones presupuestarias cuando los bancos están volviendo a repartir grandes primas entre sus dirigentes, el presidente del BCE contestó que "nuestro mensaje se dirige a todos los precios, no sólo a los salarios".

Sobre los riesgos de un repunte inflacionista, aunque señaló que los análisis de su institución van en la línea de que los riesgos al alza y a la baja "están equilibrados", puntualizó que "podrían desplazarse al alza en el futuro".

No obstante, también señaló que hay que ver la evolución en el medio y largo plazo, y no sólo "un chichón", en alusión a un repunte de carácter puntual.

En cualquier caso, indicó que en el BCE "nunca se ha dudado en subir los tipos de interés, incluso cuando los gobiernos nos pedían que no lo hiciéramos" si se trataba de "garantizar la estabilidad de precios a medio plazo". Trichet, en defensa del principal objetivo que persigue la institución presidida por él, insistió en que la inflación es "un impuesto para los más pobres y para los más desfavorecidos".

También reconoció que las revueltas en algunos países del norte de África y de Oriente Medio "pueden tener una influencia considerable a escala mundial" en los precios de ciertos productos, y aludió en particular al petróleo.

Más allá de la sola cuestión de las primas, el mensaje de Trichet para los bancos fue que "refuercen su balance" para que, así, "puedan soportar mejor los choques" y otorguen préstamos "en las mejores condiciones posibles".

Según Trichet, el objetivo fundamental del BCE "es que el sistema (financiero) sea lo más sólido posible" porque en el futuro "habrá choques", que habrá que afrontar.

A la pregunta de si hemos dejado atrás la crisis, indicó que "sería ingenuo negar que afrontamos cambios estructurales" derivados del descontrol sobre los "éxitos considerables" como son el creciente peso económico de los países emergentes, el aumento de la esperanza de vida o "el éxito de la tecnología y de la ciencia". Esos cambios plantean "desafíos considerables", para los que "cuanto más lúcida sea la opinión pública" mejor será la adaptación, concluyó. Trichet no quiso entrar en elucubraciones sobre su sustitución al frente del Banco Central Europeo al imponer un tajante "tengo un mandato de ocho años no renovable". Simplemente, se limitó a señalar que quien ocupe su puesto en el futuro tendrá que tener "la perspectiva del largo plazo" y, al mismo tiempo, "la capacidad de reacción en circunstancias excepcionales".