madrid. La sugerencia -más bien la exigencia, según algunos- que Angela Merkel planteó a José Luis Rodríguez Zapatero para que la revisión de los convenios laborales desvincule la subida de los salarios de la inflación va ganando adeptos al tiempo que se ha colado entre los asuntos clave de la reforma de la negociación colectiva. Ayer el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, sin inclinarse totalmente a favor de la tesis alemana abogó por los convenios de empresa para que los sueldos no evolucionen al margen de la productividad, aunque también admitió que es bueno que haya "cierta relación entre salarios y precios".

Los sindicatos son en este momento el único frente de resistencia al establecimiento de una relación directa entre la revalorización salarial y el aumento de productividad en la empresa y califican la propuesta de "disparate" poco apropiado para el modelo empresarial del Estado español. También critican que se ignore la situación española y que se desprecie a los trabajadores sin revisión salarial. Mientras tanto, las adhesiones a los postulados de la canciller alemana van aumentando a medida que el debate se instala en los medios y ámbitos políticos, pero, sin duda, el respaldo más firme ha llegado del Banco de España, que ayer reclamó que la reforma del sistema de negociación colectiva elimine la posibilidad de ligar la revalorización de los salarios a la inflación, ya que esto supone un "residuo y un obstáculo" para el ajuste de la economía española en tiempos de crisis. Y es que, aunque sigue vigente el acuerdo de negociación colectiva para el trienio 2010-2012, en el que se toma como referencia para los salarios, además de la productividad, la previsión de inflación y la cláusula de revisión, los empresarios ya han pedido en diferentes foros a los sindicatos que flexibilicen sus posturas y vean con buenos ojos ligar más los sueldos a la productividad.

Por lo que respecta a la posición del Gobierno español, aunque renuente a definirse para no entorpecer la reforma sobre negociación colectiva, Valeriano Gómez avanzó ayer una aproximación al planteamiento alemán, pero sin renunciar totalmente al sistema actual. "Siempre es bueno que haya cierta relación entre salarios y precios, ya que si no, se desvincularían del poder adquisitivo y tendríamos siempre cierta resistencia en la evolución de los salarios y los precios", dijo el ministro de Trabajo para apostillar a continuación que a la hora de referenciar ambos parámetros "es mejor" tomar la inflación prevista. "Hasta ahora no ha ido mal", añadió.

Pese a que destacó que la negociación de la reforma de los convenios colectivos debe ser "autónoma y bilateral" entre empresarios y sindicatos, Gómez recordó que el Gobierno "no dejará consumir el plazo del 19 de marzo sin actuar".

"un residuo" Por su parte, el director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, opinó que los convenios colectivos "no permiten la suficiente flexibilidad en los salarios" y los agentes sociales deben negociar el contenido de esta reforma, que "será sustancial". Pese a que dijo que el Banco de España elogia la estrategia reformista del Gobierno español y el "valor simbólico" de hacerlo con acuerdos sociales, insistió en que "hay que hacer más", en referencia a la renovación del sistema de negociación colectiva, "una asignatura pendiente importante".