Ha fracasado el sistema financiero tal y como había venido funcionando en los últimos años. El capitalismo se ha mostrado incapaz de proporcionarse a sí mismo los resortes de seguridad mínimos para impedir que los disturbios en un segmento de la vida económica, el financiero, afecten fatalmente al conjunto, provocando su parálisis casi completa. Pero los grandes poderes económicos y financieros han tenido capacidad de maniobra y han impuesto sus condiciones. Han fracasado la izquierda y los movimientos progresistas. La razón no está en la falta de ideas y propuestas alternativas. Sino en su perdida de capacidad para "civilizar". Los cambios sociales los hacen los seres humanos. El neoliberalismo ha convencido a la gente de que es el individuo quien lo puede todo en solitario, y así disgrega y separa. Pero hay que percibir y hacerse cargo de la situación y los problemas de los demás. La izquierda sabe que su fuerza está en la unión de la ciudadanía. Para ello ha de reconquistar el tiempo y el espacio del encuentro entre semejantes: en el pequeño grupo, en la organización, en la calle. Y no precisamente en facebook. La revuelta de la sociedad civil no puede demorarse.