vitoria. Cancelaciones, nervios, confusión, vacaciones perdidas, vuelos europeos suspendidos, pérdidas millonarias... La "huelga salvaje" que ayer protagonizó, sin previo aviso, el colectivo de controladores aéreos desató el mayor caos que se recuerda en la historia de los aeropuertos españoles, y que obligó a Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) a cerrar todo su espacio aéreo para vuelos nacionales e internacionales desde las 17.00 horas. Al cierre de esta edición, el Gobierno tomó medidas extraordinarias para combatir el pulso de este colectivo al aprobar un Real Decreto -el presidente José Luis Rodríguez Zapatero lo firmó a las 22.52 horas-, que permitirá a los militares controlar el tráfico aéreo desde las 21.30 horas de ayer. Barcelona, Madrid, Canarias y Sevilla eran anoche los aeropuertos prioritarios para la intervención militar. Al cierre de esta edición se esperaba una comparecencia del ministro del Interior, mientras la Policía había entrado en el hotel de Madrid en el que estaban reunidos los controladores.

A última hora, más de la mitad de los controladores del turno de noche del aeropuerto de El Prat se habrían incorporado a su puesto. En Barajas, por su parte, otros cinco controladores habrían hecho lo propio aunque "negándose a trabajar". La medida de presión en las primeras horas desató el caos. Se calcula que más de 2.000 vuelos fueron suspendidos en este tiempo y 250.000 los pasajeros afectados por el "sabotaje" premeditado del 90% de este colectivo, que ayer calificó esta medida de "espontánea" y como "respuesta" a la aprobación, precisamente ayer, del nuevo modelo de gestión aeroportuaria por parte del Consejo de Ministros. Aena advirtió que de persisitir la huelga podrían verse damnificados a lo largo de todo el puente festivo 4,2 millones de pasajeros. También a última hora, según confirmaron fuentes de esta sociedad, representantes de ambos colectivos trataban de negociar una solución consensuada.

El conflicto se desató a las 17.00 horas. En ese momento, de manera sorprendente y de forma masiva, los controladores del turno de tarde que desempeñaban su labor en las torres de control causaron baja por "problemas físicos", según reconoció el portavoz del sindicato Usca, Daniel Zamit, en declaraciones a la cadena Ser. Los primeros aeropuertos afectados fueron las de Madrid, Palma de Mallorca, Menorca e Ibiza, a los que se sumaron poco después los de las Islas Canarias, que tan sólo permitieron el aterrizaje de los aviones que se encontraban en vuelo, obligando a regresar a las terminales a aquellos que se encontraban en la zona de rodadura.

Ante esta "huelga salvaje" que puso en jaque a un país entero, el Gobierno reaccionó. El ministro de Fomento, José Blanco, convocó a media tarde un gabinete de crisis en el que lanzó un ultimátum al sindicato de controladores: deponer su postura de forma inmediata y reincorporarse a sus puestos de trabajo antes de las 21.30 horas. De lo contrario adoptaría, como así hizo al filo de las 23.00 horas, una medida extraordinaria en la historia de la navegación española, la militalización de todas las torres de control. Una postura que ya se adoptó en 1983 en los Estados Unidos, cuando el presidente Ronald Reagan se enfrentó a una huelga similar con 17.000 controladores que reivindicaban mejoras salariales y laborales. Tras negarse éstos a ceder sus posturas después de 48 horas, Reagan actuó con firmeza. Despidió a 11.000 de ellos de manera vitalicia y puso a los militares al frente de la gestión aeroportuaria.

el porqué de la "huelga"

Recorte de condiciones laborales

El sindicato de controladores Usca, que insistiría a lo largo de la tarde en la espontaneidad de la protesta, advirtió en un momento dado que el colectivo estaba "muy nerviosos" por el real decreto aprobado horas antes por el Consejo de Ministros, y que fija un máximo de 1.670 horas de jornada anual de trabajo, con 80 horas extraordinarias a cubrir obligatoriamente, muchas menos de las que hasta ahora venían desarrollando.

Como consecuencia de esta situación, el Gobierno conminó a los controladores a abandonar "el chantaje al que someten a la sociedad española tomando a los ciudadanos como rehenes", y advirtió de que paralizar el tráfico aéreo de un país puede ser sancionado con el despido disciplinario al constituir un delito. La Fiscalía Superior de Madrid, en este sentido, abrió ayer diligencias contra los responsables por un delito de tráfico aéreo. Una medida que podrían emular el resto de fiscalías de provincias afectadas.

reacciones

Controladores, en el huracán

El presidente del PP, Mariano Rajoy, atrapado en el aeropuerto de Lanzarote, pidió al Gobierno que "gobierne y resuelva el problema con urgencia", mientras que la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) exigió actuaciones "definitivas", además de calificar de "desproporcionadas" las medidas de presión del colectivo de controladores. "Vulneran los derechos de los usuarios, al tiempo que conllevan daños irreparables y una pérdida millonaria para el sector turístico español", señaló esta confederación en un comunicado. La Mesa del Turismo, que agrupa a una treintena de empresas del sector, exigió por su parte a los controladores que "devuelvan la normalidad a los aeropuertos", abandonando esta "huelga encubierta salvaje". En un comunicado, condenó "enérgicamente" su conducta y demandó que, por "un mínimo sentido de responsabilidad y ciudadana, reactiven inmediatamente su trabajo con plena dedicación y eficacia".

Al filo de las 21.00 horas, Iberia canceló todos sus vuelos hasta hoy a las 11.00 , salvo en el caso de Andalucía. La compañía pidió además a los pasajeros que no acudan a los aeropuertos y consulten la situación de sus vuelos a través de su web.