vitoria. Al menos nueve trabajadores fueron despedidos ayer de la firma alavesa Omega Elevator, propiedad del presidente de SEA Empresarios Alaveses, Juan José Azurmendi, como consecuencia del reajuste interno que desde hace meses está llevando a cabo este empresario en la plantilla de su sede en el polígono de Jundiz. Según ha podido saber este periódico, los de ayer fueron nueve despidos improcedentes que Omega asumió como tales y que recibieron la indemnización máxima que establece la ley. Sus responsables justificaron la decisión como un reajuste inevitable para, entre otros, poder soportar la crisis que atraviesa el sector.

Todos los despidos se produjeron sin previo aviso y una vez concluidos los respectivos turnos de trabajo. Una forma de actuar que muchos de los afectados no dudaron en criticar airadamente, además de calificar las formas como "cobardes y lamentables". "Ni tan siquiera ha querido dar la cara (en alusión al propio Azurmendi) con mi despido", contó uno de ellos por la tarde a este diario.

En la carta que todos ellos recibieron, Omega justificó las salidas a través de tres puntos. En uno de ellos alertó de la grave caída de la cartera de pedidos que está sufrinedo esta compañía -muy dependiente del sector de la construcción- y que cifró en un 75% respecto a hace un año.

despidos previos Por todo ello, y en el ánimo de "salvar el mayor número de puestos de trabajo posible", continúa la carta, la empresa ha decidido continuar adelante con una reestructuración laboral que, según reconocieron ayer ya algunos ex trabajadores, bien podría continuar en los próximos días. No es la primera vez que la actual coyuntura económica obliga a Azurmendi a tomar medidas tan traumáticas. El pasado mes de febrero, sin ir más lejos, este empresario ya reconoció públicamente la cancelación de los contratos de otros 43 trabajadores, entonces el 23% de la plantilla, con un coste de 1,5 millones para la compañía. Antes de conocerse este hecho, el sindicato ELA acusó al responsable del Grupo Omega de "realizar despidos sistemáticos" en las diferentes empresas del grupo, evitando el mínimo establecido para formalizar un Expediente de Rescisión de Contratos.

Azurmendi salió al paso poco después con una nota en la que acusó a esta central de "mentir y manipular el proceso de reconversión que la empresa ha acometido en los últimos meses y cuyo objetivo no es otro que salvaguardar el mayor número de puestos de trabajo".