Bilbao. Hace apenas siete días, el departamento de Empleo del Gobierno Vasco hacía pública su satisfacción ante el hecho de que el número de trabajadores afectados por regulaciones de empleo en agosto había bajado un 37% y consolidaba una tendencia de cinco meses consecutivos de reducción. Una semana después la realidad, más bien la actualidad, ha borrado de un plumazo aquel optimismo al ratificarse que conforme avanza septiembre la tan temida avalancha de ERE y de conflictos laborales se manifiesta con la crudeza anunciada. De hecho, la jornada de ayer fue un claro exponente de ello.
Los trabajadores de Thyssenkrupp, en el marco de una jornada de huelga, protagonizaron una marcha a pie desde las instalaciones de Alonsotegi hasta la sede del Gobierno en la Gran Vía bilbaina para denunciar el cierre de la planta que pretende la dirección. Fuentes de ELA, central con mayoría en el comité de empresa, ya había alertado en el mes de junio de la pretensión patronal, que de consumarse afectaría a 120 empleados. La dirección solicitó el pasado 29 de julio a la autoridad laboral un expediente de extinción de contratos para la plantilla y el Ejecutivo de López a su vez reclamó a la empresa información suplementaria, que recibió el pasado lunes 13 de septiembre, dando comienzo el pertinente período de consultas.
La marcha de ayer se sumó a la campaña de socialización del conflicto que el comité -con representación de ELA, CCOO y ESK- está trasladando tanto a grupos del Parlamento Vasco como de Juntas Generales de Bizkaia.
segundo expediente También ayer, jueves, la plantilla de Nervacero rechazó de forma unitaria en una asamblea el segundo expediente de regulación de empleo presentado por la empresa desde que comenzó la crisis. "El dictamen de la asamblea da la razón a CCOO, que ya había abandonado la mesa de negociación hace una semana porque las condiciones planteadas por la dirección eran una burla a los trabajadores", manifestó el sindicato en un comunicado.
El ERE presentado por Nervacero abarca un total de entre 44 y 54 días de suspensión de los contratos para 434 de los 542 trabajadores de la firma de Trapagaran dedicada a la fabricación de acero corrugado para el sector de la construcción y obra civil. La decisión de CCOO de suspender su participación en la negociación se debió a que la empresa ofrecía un complemento económico que alcanza entre el 70% y el 78% de la base de cotización, una oferta que supone un descenso traumático con respecto a los ERE anteriores (85% del salario real) "y su única justificación es el deseo de la dirección de aumentar su nivel de ahorro a costa de los trabajadores", según denunció la central liderada por Unai Sordo.
Este sindicato argumentó que estas condiciones representan una "discriminación" con respecto a lo que el Grupo Celsa, propietario de Nervacero, está ofreciendo, como oferta de partida, en las negociaciones de otros ERE en las demás plantas del grupo en Barcelona, Cantabria, Asturias y Galicia (también el 85% del salario).
En la asamblea ayer, la plantilla respaldó la postura del comité de no transigir con un recorte arbitrario de los complementos económicos. Por lo tanto, el ERE llegará a manos de la Administración sin acuerdo con los trabajadores y acompañado de contrainformes de la parte sindical, que reclama que se deniegue el expediente.
A lo largo de la próxima semana, la plantilla llevará a cabo movilizaciones en Bilbao para demandar a la Inspección de Trabajo y al Gobierno vasco su pronunciamiento contrario al ERE.
Más de un año de huelga Cabe recordar que otro foco de conflicto se produjo el miércoles en la empresa Koyo, de Bilbao, donde los huelgistas acordaron continuar con el paro indefinido que vienen manteniendo en protesta por los despidos y la exigencia de la negociación de un convenio de empresa desde el 6 de abril del 2009.
ELA anunció que los trabajadores secundarán una semana la huelga y la siguiente semana acudirán a sus puestos de trabajo con el objetivo de obligar a la dirección de la empresa a que se siente a negociar. La empresa, dedicada a la fabricación de rodamientos, cuenta con una plantilla de 80 trabajadores.
También La naval Para completar el enrarecido escenario, la representación sindical en La Naval, inmersa en la negociación de un nuevo ERE con la empresa, exige que la dirección les aclare el futuro de la factoría ante la incertidumbre existente en torno a la carga de trabajo disponible. Tampoco se descartan movilizaciones.
Son tan sólo cuatro ejemplos significativos que evidencian que la paz social ya ha terminado sus vacaciones y que la estación otoñal se presenta muy caliente.