vitoria. El Gobierno Vasco mostró ayer su disposición a aplazar el debate sobre la fiscalidad vasca al término de la crisis y no centrarlo exclusivamente en la búsqueda de nuevas vías de ingresos para las arcas públicas vascas. El consejero de Hacienda, Carlos Aguirre, fue el encargado de cambiar la música del Gabinete López, que llevaba varios meses presionando a las diputaciones con el inicio de la reflexión.
En unos cursos de verano de la UPV en Donostia sobre el estado del bienestar, Aguirre apostó por "mejorar el potencial recaudatorio" de Euskadi a través de "un aumento del empleo y de la capacidad económica" del tejido empresarial. La afirmación supone una doble renuncia. En primer lugar, se anula la posibilidad de implantar nuevos impuestos, un debate exportado desde Madrid por la propuesta, planteada por Zapatero sin concretar, de subir los impuestos a las rentas más altas y que ha sido asumido por López. Esa opción ha alimentado varias posibilidades: desde un nuevo impuesto exclusivo para ricos a aumentar el marginal máximo del IRPF, que en la CAV ya es superior al territorio común, las rentas altas pagan más en Bilbao o Donostia que en Madrid.
La segunda renuncia responde directamente a las demandas de las diputaciones, que han respondido de forma negativa a los requerimientos de Lakua en pro de activar ahora una reflexión conjunta en torno al futuro de la fiscalidad vasca.
El desplome de la recaudación el año pasado, un 24% de media, encendió las alarmas del Departamento de Hacienda y fue el resorte que activó una corriente dentro del Ejecutivo que abogaba por retocar los impuestos para que entrara más dinero en las arcas de la Administración.
debate sin urgencias Desde el principio, las diputaciones mantuvieron una posición contraria y enmarcaron cualquier reforma fiscal en un escenario sin urgencias, sin la tensión que imprime la recesión. Los últimos datos de recaudación fiscal denotan un cambio de ritmo de la economía. Las haciendas forales están ingresando más dinero del previsto y las urgencias de Lakua han desaparecido. Además, a pesar de los casi 130.000 parados, el Gobierno autónomo ha proclamado esta semana el fin de la recesión. Todo se ve con diferentes ojos desde Gasteiz. Hasta el punto de que si antes del verano era necesario retocar la fiscalidad para mejorar el saldo de la caja pública, ahora se considera que basta con dinamizar la economía para generar nuevos empleos, desbloquear el consumo y aumentar los beneficios de las empresas. Si las economías familiares mejoran también lo harán las arcas de la administración.
En línea con lo expuesto durante los últimos meses por las diputaciones, Aguirre abogó por activar el debate fiscal una vez lograda la recuperación. Entonces, habrá que "determinar entre todos cuál es el modelo tributario necesario para sostener el sistema de bienestar", porque "el actual no es sostenible", laminado por la crisis económica y el envejecimiento de la población.
En todo caso, insistió que la subida de impuestos "no es un tema que vea inminente en una gran reforma fiscal de aquí a un año".