madrid. La imagen de ayer por la mañana en el Congreso era elocuente. La bancada azul del Gobierno estaba sin inquilinos. Sólo el presidente Zapatero acudió a respaldar al todavía ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien afrontó probablemente uno de sus últimos actos parlamentarios. Corbacho y el presidente soportaron solos las durísimas críticas de todos los grupos parlamentarios, muy especialmente de los de izquierda. El resto de los miembros del Gobierno fueron apareciendo cuando se acercaba la hora de votar. La soledad de Celestino Corbacho entre sus compañeros de Gabinete eclipsó a la soledad política de Zapatero, huérfano de apoyos parlamentarios en los temas clave. Foto: efe