VITORIA. "Esta huelga la vamos a ganar". Así de convencido se mostraba ayer el secretario general de la Federación estatal del Metal, Construcción y Afines (MCA) de UGT, Manuel Fernández, Lito, antes de asistir a una asamblea con más de 500 delegados para movilizar a los trabajadores dentro de las acciones del sindicato que lleva realizando desde el 30 de junio. "Esta fiebre de reformas, si sigue así, puede llevar como consecuencia que se toquen otros elementos fundamentales del sistema", advierte.

¿Quién puede cambiar este asalto tan brutal a los derechos laborales y sociales?

Lo digo como lo pienso, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero es la persona en la que más confío para que cambie el rumbo; además él es quien tiene la llave para hacerlo.

¿No le ha decepcionado José Luis Rodríguez Zapatero?

No, aunque a mí me sobra gente en este Gobierno, ya que si estuvieran en otro no se notaría, porque al final están aplicando la receta de siempre contra los de siempre para situaciones que no tienen nada que ver. Este Gobierno está acumulando un gran desprestigio ya que estaba hecho para otro momento, sobran Ministerios, pero no por razones económicas. Hecho en falta un Gobierno distinto para abordar un marco diferente. ¿Qué esta pasando? Europa impone y condiciona, y el Ejecutivo ha claudicado. También me preocupa una oposición instalada en la crítica sistemática, sin alternativas, y con un ex presidente del Gobierno que sale por el mundo diciendo tonterías. Sin embargo, mi decepción es controlada, ya que nunca tiro la toalla y creo que a pesar de todo se puede retomar la situación.

Hace un año, manifestaba que echaba en falta a José María Cuevas al frente de la patronal, ¿lo sigue manteniendo?

Me ratifico. En 30 años de democracia la patronal se ha convertido en un lobby político. Me parece inconcebible que esté al frente de la CEOE, un personaje como Gerardo Díaz Ferrán, por la imagen que está dentro y fuera del país. Estos señores no quieren acuerdos, ni sentarse, y si lo hacen, buscan presionar al Gobierno para lograr sus beneficios.

Algunos se preguntan, ¿de qué sirve salir a la calle el 29 de septiembre si la reforma previsiblemente se va a aprobar hoy en el Congreso?

Si hay gente que se formula esta cuestión, algo estamos haciendo mal los sindicatos, y lo tenemos que corregir. Existen dos elementos fundamentales para secundar este paro: primero, que si no frenamos este decreto nos puede venir algo mucho peor; y segundo, un decreto se cambia por otro. Desde los sindicatos podemos modificar tres o cuatro apartados de la norma y cambia todo como el huevo de una castaña. Aquí el problema reside en que como dejes el texto confuso la interpretación va a ser muy amplia. Si se negocia este decreto entre las partes, puede quedar incluso la aplicación sin efecto. Además, hablamos desde experiencias pasadas: por ejemplo, en junio de 2002, el Gobierno de José María Aznar con mayoría absoluta en el Parlamento redactó una reforma laboral que se quedó en el cajón tras el paro general.

¿Cree que la clase obrera está mentalizada para secundar la huelga general del 29 de septiembre?

En esta crisis, he percibido resignación en la clase obrera, algo muy peligroso, y que me preocupa. La reforma laboral ha creado una tremenda confusión entre los trabajadores, y este desconcierto debemos atajarlo a través de la información. Eso sí, desde junio, percibo un cierto cambio entre los trabajadores, comienzan a reaccionar y a creer en que hay esperanza.

¿Cómo se moviliza a la sociedad?

Los sindicatos tenemos que explicar las consecuencias de esta reforma: no se va a crear empleo ni se acabará con la temporalidad, porque un empresario podrá despedir por causas objetivas y de manera procedente a un trabajador con sólo argumentar al juez que tiene dificultades económicas, problemas productivos u organizativos; se hará un despido más barato, ya que la indemnización se quedará en doce días, porque los otros ocho los pagaremos entre todos por medio del Fogasa; y cuando nos quedemos sin empleo tendremos que acceder a otro puesto por medio de una ETT, que amplía su campo de actuación a sectores de alto riesgo, como la construcción; y mientras tanto el empresario se podrá descolgar del convenio sin justificar sus supuestas dificultades económicas. Ahora, nuestro gran trabajo se basa en llegar a la gente e insistirles en que si la huelga general sale bien, hay esperanzas. Tras la jornada de paro, no se puede estar en una guerra de cifras de participación, que el Gobierno estime un 17% de seguimiento y que los sindicatos, un 90%, eso es una chorrada como la copa de un pino. Uno debe visualizar que la huelga ha funcionado, ya que a pesar de que el Gobierno diga lo que quiera, la música va por dentro y eso te da una capacidad de maniobra que obliga a las partes a sentarse y retomar la situación. La sociedad debe saber el papel tan importante que desempeña para lograr esto, por eso debe salir de la resignación, movilizarse y actuar.

Semanas antes de la huelga general, Celestino Corbacho anuncia que irá en las listas del PSC para las próximas elecciones catalanas. ¿Es una salida por la puerta de atrás?

No se puede echar la culpa a un ministro de todo lo que está pasando, sino que es responsabilidad del Gobierno, aunque últimamente Corbacho no hace más que decir cosas raras.

Representa a la Federación del MCA de UGT, con más de 200.000 afiliados, y con más de 32.000 delegados en empresas de España. ¿Cómo ve el futuro de estos dos sectores tan importantes para la economía?

El metal puede recuperarse con las políticas activas de hace unos meses; y durante la recuperación económica habrá que apostar por el modelo de país industrial que defendemos. Ahí encaja la Ley de Economía Sostenible y el cambio de modelo productivo. En cambio, la construcción tiene su propio handicap: por un lado, el sector residencial se encuentra dimensionado, con un millón de inmuebles sin vender, lo que conlleva la falta de nuevos proyectos; por otro, la obra pública iba como un tiro, pero ahora se nos cae, tras el recorte. El propio Ministerio reconoce que vamos a perder entre 100.000 y 120.000 puestos de trabajo en España. En 2011, va a seguir creciendo el desempleo, y yo no sé cuándo va a revertir la situación: ahora sí que me creo que podemos llegar a los cinco millones de parados. Lo de reducir el desempleo no se lo cree ni Dios. El futuro es muy negro.

A pesar del futuro nada halagüeño, ¿se puede sacar un mensaje positivo para el futuro?

Después de la huelga general del 29, confío en que el presidente, no que se haga el haraquiri, pero sí que diga algo así como: "Tomo nota".